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MARIELA MUÑOZ DÍAZ
Como sucede en tantos otros deportes, en el rugby tampoco hay posibilidades de ser profesional en el medio local. Cada vez más jugadores deciden emigrar hacia las principales ligas buscando concretar sus sueños.
Rodrigo Capó, quién vistió el brazalete de capitán en las últimas eliminatorias, es sólo un ejemplo de la realidad que se vive en rugby nacional.
"No me arrepiento de nada y estoy muy satisfecho conmigo mismo de estar en donde estoy", dijo Capó, que asegura haber cumplido su sueño de vivir de lo que ama, el rugby.
Comenzó jugando a los ochos años y soñaba con estar en las principales ligas del mundo. "Hasta el día de hoy me pellizco y no puedo creer estar acá", dijo Capó, que agradece la ayuda de Pablo Lemoine, uno de los primeros uruguayos en irse a Europa a jugar rugby.
Pero no es fácil ingresar a las principales ligas. A finales del 2000 Capó vio cómo su primera oportunidad se fue diluyendo hasta desvanecerse. Sin embargo, una llamada lo sorprendió a fines de enero del 2001. "Pablo (Lemoine) me llamó para decirme que había un club interesado; así como me lo dijo arme las valijas y me fui".
Con 21 años llegó a Francia y tras jugar tres meses en el Milliaun fue contratado por el Castres, equipo de primera división.
"Cuando llegué la diferencia con el rugby uruguayo no me pareció mucha, sí la note cuando empecé a jugar en Castres. Se entrenaba prácticamente todos los días en doble horario", recordó Capó. "El primer año fue un desgaste bárbaro, me acuerdo que lo único que quería era dormir".
Técnicamente las exigencias del primer nivel son mucho mayores que las locales. "Me sentía un cero a la izquierda", contó Capó entre risas. "En Francia se juega muchísimo más rápido que en Uruguay y es difícil para un jugador que recién llega".
Después de ocho años en el rugby francés, Capó no duda en decir: "Allá es profesional, acá no, y hay un abismo enorme".
A pesar de estar militando hace muchos tiempo en el Top 14 de Francia, Capó no se olvida del seleccionado nacional ni de Carrasco Polo, el club que lo vio crecer. "Jugar para mi país es de las cosas más lindas que puedan existir. Estar con 15 compañeros y amigos abrazados antes de jugar un partido, cantando el himno, es algo que no tiene precio".
Recuerda cada detalle del día en que fue citado por primera vez en la selección mayor. "Estábamos jugando el último partido del Sudamericano Sub 21 en la cancha del Polo y vino Daniel Herrera, que era el técnico de los Teros en ese momento, y me dijo: `Rorro, el martes que viene te quiero entrenando con la selección`". Con 19 años había alcanzado su primera meta.
A pesar de no haber podido estar desde las eliminatorias pasadas defendiendo la celeste, Capó ya hizo saber su deseo de participar en el nuevo proceso del seleccionado nacional. "Yo quiero ir a jugar y creo que hay muchas posibilidades de clasificar a un mundial. Hay un proceso nuevo, con nuevos entrenadores, y parece que las cosas se están haciendo bien".
El campeonato nacional de clubes también es seguido muy de cerca por Capó, quien resalta que ahora es mucho más competitivo que cuando él jugaba. "Old Boys y Christians están mejorando mucho y eso le hace un bien muy grande al rugby uruguayo".
Si bien espera quedarse en el exterior al menos seis años más, Capó no duda al responder en qué equipo quiere terminar su carrera. "Mi sueño sería terminar de jugar al rugby en Carrasco Polo".
Rodrigo Capó: "La ventaja de estar acá es poder estar haciendo lo que me gusta: jugar y vivir del rugby"
En la actualidad hay una veintena de jugadores uruguayos que están participando en competencias en el exterior.
El destino más elegido es Europa, escenario de las principales ligas del rugby mundial.
En Francia juegan Nicolás Brignoni y Juan Bado (Oyonnax); Hernán Ponte (Rouen); Santiago Rodino (Cognac); Mariano Benzano (US Vendome), y Rodrigo Capó (Castres Olympique).
En Italia se encuentran Sebastián Levaggi (Mestre); Alfredo Guiria (Rovigo), Juan Miguel Álvarez y Mauro Estomba (Colorno) y Mauro Perilli (Milan).
En España están Gastón Ibarburu (Vigo); Leonardo de Olivera (Cajasol Ciencias); Gastón Szabo (Cetransa El Salvador), y Óscar Durán y Guzmán Álvarez (Portuense).
Por último, Leandro Fernández, Diego Banchero, Pablo Hernández y Gustavo Dipolito están jugando en el Miami Tridents de Estados Unidos.
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