La viveza de uno y la fe del otro

El deporte es para los vivos, para los que tienen una confianza superlativa en sus condiciones o un poder mental superior a la media.

Bajo esos viejos marcos, porque no es historia de estos tiempos que los vivos y los fuertes se impusieron siempre, se mueven dos arqueros y dos tenistas: Fernando Navarro Montoya y Gustavo Munúa; Rafael Nadal y Roger Federer.

Mientras el "Mono", cuando Silvia Pérez le preguntó ¿dónde nació Gardel?, se puso en el bolsillo a Tacuarembó, por no decir a todo Uruguay, al responder con inteligencia: "Para mí, nació en Tacuarembó. Siempre lo tuve claro". Munúa demostró que tiene temple de campeón.

Tal como lo había dicho una vez cuando Romay era el arquero titular en Nacional, "el día que entre no me sacan más", y cumplió con ese anuncio. Ahora sigue enarbolando la bandera de su fe.

Y le da para pensar en el Deportivo La Coruña y hasta en la selección uruguaya.

En el tenis, Nadal y Federer (que tienen combustible en las venas) no se han cansado de elogiar a los rivales de turno que se les presentaron hasta ahora. Se sacan presión y después los destruyen.

No hay caso, el deporte es para los vivos y los fuertes.

¿Y vos qué decís?

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