Igual que en el medio del desierto

Regresa el Torneo Apertura y se va enseguida o, si hay final, vuelve por una semana.

La situación es rara y, en lo personal, surge como una inolvidable -precisamente, por extraña- imagen recogida hace once años en la fascinante geografía del mundo árabe.

Fue en Ryad, la capital de Arabia Saudita, donde en diciembre de 1997 Uruguay jugó la Copa Rey Fahd, a raíz de la Copa América ganada en 1995 en el Centenario.

Saliendo de la ciudad, llegaba un momento en el que, en la última esquina de una avenida ancha y poblada, se desembocaba de golpe en una calle transversal, al otro lado de la cual no había vereda ni casas. Sólo el desierto. Inconmensurable. Árido.

Ahí había que doblar en ángulo recto a la izquierda, luego 90° a la derecha, y seguir en medio del "mar de arena", con la nada adelante y a los costados. Así hasta que, como la fantasiosa visión del sediento que delira con la cercanía de un oasis, empezaba a agrandarse progresivamente en las retinas, la imponente estructura del gigantesco estadio blanco de canillas de oro en los baños.

Es lo que parece la última fecha de este extraño Torneo Apertura. Sin nada atrás y nada adelante. Y, menos aún, las canillas de oro en los baños del estadio, claro.

¿Y vos que decís?

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