Un festival en rojo y blanco

Dice el himno de River Plate que "el cuadrito de la aduana juega y gana cuando se le da la gana"...( y cuando puede ...agregamos nosotros) ...

Y contra Peñarol no sólo le vino en ganas sino que pudo ser hasta por goleada. Hubo un abismo entre un equipo y otro.

Uno, Peñarol, sin la menor posibilidad de frenar la velocidad, el toque, los cambios de frente y las jugadas con o sin pelota de jugadores muy hábiles, rápidos, livianos y audaces.

Y otro, River, bien parado 3-4-3 ó 3-4-1-2 para pasar casi sin hacerlo notar a 3-3-1-3 o 4-3-3- según las circunstancias, contando para ello con futbolistas bien trabajados, dúctiles y aunque menos voluminosos que sus rivales (salvo el brasileño Ronaldo Conceicao) para ganar en casi todos los mano a mano.

Atacando fue tan abrumador que sus adversarios llegaron a demostrar la más absoluta impotencia para frenarlos perdiendo, además, nueve goles cara a cara con el golero rival. Ni uno más ni uno menos....¡ NUEVE !

River ha mejorado notoriamente su defensa por lo que su fútbol ya no solo es vistoso, es mucho más realista y maduro. Peñarol sigue siendo el mismo del principio del Torneo Clausura cuando jugando mal frente rivales más discretos igual ganaba. Ahora frente a adversarios de mayor fuste va dejando en claro sus limitaciones.

Este Peñarol, corre, suda, lucha, pero piensa poco. Ha jugado incluso peor que el del Torneo Apertura. Claro que si gana el clásico todo se calmará,... pero si lo pierde arderá Roma.