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SIN PELOS EN LA LENGUA por J. Da Silveira
La coronación tricolor fue el premio a la coherencia
Nacional ya fue el justo Campeón del Torneo Apertura a una fecha del final, pese a la sanción que sufriera de tres puntos. Hasta hoy le sacó a Liverpool y Defensor Sporting cinco puntos, que en la cancha en realidad son ocho, y a Peñarol 10, que son 13.
Pero el conjunto tricolor ganó no sólo en los números. Fue el de mejor plantel, el que mejor se reforzó, que siempre intentó jugar bien aunque no siempre lo consiguió, fue protagonista y lo asumió con personalidad, hizo gala de un compañerismo reflejado en la cancha, que partió de la conducción, y tuvo sólido respaldo en los mayores, que orientaron a los más jóvenes.
Nacional reincorporó a jugadores del club que estuvieron muchos años en Europa, pero que aún tienen mucho para dar. Lembo, Guigou, Varela y Regueiro fueron relevantes en la convivencia. En diferentes momentos resultaron trascendentes por su juego.
Dio continuidad a los argentinos Matías Rodríguez y "Matute" Morales, decisivos por su fútbol. El volante de creación fue el mejor jugador del torneo. Recibió siempre solo, inteligente, con un talento enorme para jugar el balón a donde correspondía. Matías fue el mejor defensa en tres posiciones distintas (zaguero interior y lateral por ambas bandas) por marca y salida.
Acevedo puso en forma a "OJ" Morales, de notable rendimiento en la parte final. Ferro se metió bien en el equipo, con fuerza, temperamento y juego. Lodeiro resultó decisivo, mejoró y arriesgó donde debe para ser decisivo. "Tata" González creció con los partidos. Y eso que no tuvo un punta de área de buen rendimiento. Por eso debió repartir el goleo.
Acevedo fue leal a su filosofía futbolística. Quiso buen juego, con mucha creación y movilidad, llegada con cantidad de hombres, utilización de las bandas y terminó a todo tren. Con Cerro y Nacional ganó en gran forma los últimos dos torneos oficiales.
Ovación digital
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