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EL ANÁLISIS por Jorge Savia
Señor, avise si quiere ir al baño
Es común oir que hoy es más difícil jugar que antes; y en un aspecto es cierto: por la evolución del entrenamiento, se corre más y hay menos tiempo y espacios para pensar y ejecutar las jugadas.
Sin embargo, hay otra cara de la moneda, reflejada en la nota de Ovación en la que -hablando de Peñarol- técnicos y jugadores apuntan que no es posible establecer marcas más cerradas o personales: no se hacen, porque para eso hay que "aprenderse" de memoria a los rivales en vez de estar pegados a los MP3 o al Play Station, que son los que impiden que las concentraciones cumplan su verdadera función, no de cárcel, sino de lugar de trabajo.
Si fuera como cuando Ledesma marcó a Pelé, el "Chifle" Barrios a Maradona, o Espárrago a Falcao, "Matute" no dirigiría magistralmente el tránsito recostado como en un sofá sobre un borde de la cancha, con el mágico manual de dos únicas jugadas.
No todo tiempo pasado fue mejor, pues; para jugar era peor -o más difícil- cuando, a veces, ponían a marcar al cerebro rival a un brioso botija de 20 años, que le decía: "Señor, si quiere ir al baño, avíseme que lo acompaño".
Ovación digital
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