Hagan lo que hagan, la pasión no morirá jamás

Los propietarios de las estaciones de servicio no van a expender combustibles los días que haya clásico. Los mini mercados y los supermercados tampoco. Las joyerías, las farmacias, los bares y los almacenes de barrio, cerrarán sus puertas. No habrá locomoción y las mutualistas y los hospitales atenderán sólo en emergencia. Los liceos suspenderán las clases. Las maestras no irán a las escuelas. Los hoteles colgarán carteles en sus puertas diciendo que no abrirán hasta que no finalice el clásico. No importa, hagan lo que hagan, digan lo que digan, la fiesta del fútbol uruguayo no morirá jamás. Los hinchas (de verdad) irán a pie o como sea. El amor por esas camisetas es más fuerte que cualquier medida. ¿No se dieron cuenta?