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SOY CELESTE por Edward Piñón
Sobraron ganas, faltó el fútbol
Dominaron los nervios y a la pelota la maltrataron más de la cuenta. No se pudo tomar distancia del "hay que meter" y se falló demasiado en las entregas. Faltó creatividad y se terminó luchando. Sólo luchando.
La alta tensión con la que se entró al campo de juego hizo que el partido se moviera por los carriles menos propicios, así Francia -especialmente en la primera mitad- manejó el trámite. Sin el ritmo europeo que pudiera terminar significando una odisea el lograr la suma de unidades, pero con el control adecuado para alejar de la cancha toda sensación de que el libreto se podía volcar a favor de la Celeste.
Con un "Nacho" González insoportablemente lento en las entregas e inestable en el campo porque vivía cayéndose, a Forlán y Suárez no se les fabricó nunca el mejor fútbol. Por si fuera poco, Suárez estuvo muy impreciso y desatento. Y como los carrileros no se proyectaron con tanta eficacia porque Francia se plantó muy bien, la selección uruguaya quedó resignada a algún esfuerzo individual. Que pareció que podía llegar con Lodeiro, pero metió un patadón y vio la roja.
Jugamos poco y metiendo no alcanza.
Ovación digital
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