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DESDE EL ARCO por José Mastandrea
Fue un viernes distinto a todos. De mañana, mientras esperaba el `bondi`, vi pasar centenares de autos, camiones y taxis embanderados. Las pequeñas enseñas uruguayas flameaban sostenidas por pequeños mástiles blancos, recorrían los barrios de Montevideo.
La mayoría de los uruguayos fue a trabajar con alegría. Entusiasmados, confiados en ver a la celeste en su debut mundialista.
¡Bancamos ocho años afuera! Pucha si se sintió esa ausencia.
Después, en la previa, todos vimos la dinámica impresionante de mexicanos y sudafricanos. ¿Tienen sexta? ¿No los multan por exceso de velocidad?
Pero ta, ya habrá tiempo para pensar en ellos. Lo importante era ver y sentir a la celeste contra Francia.
Allí apareció Uruguay en el Mundial. Con ganas, con entrega, con lucha, pero sin fútbol.
Una pena, pero la esperanza es lo último que se pierde. No fue un regreso con gloria, pero tampoco con pena.
Estamos vivos y eso es lo que vale. ¿O no?
Ovación digital
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