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SOY CELESTE por Edward Piñón
En un Mundial no hay tiempo para esperar. Y si los 23 jugadores elegidos fueron los correctos, los suplentes tienen que tener su oportunidad.
Dicho esto, se concluye que Óscar Tabárez tenía una obligación deportiva con la selección para mejorar el caudal futbolístico del ataque, y otra de respeto al potencial que está mostrando en Europa Edinson Cavani.
O sea, el ingreso del jugador del Palermo en la ofensiva estaba cantado. Porque Uruguay defendió muy bien ante Francia, pero no atacó. Y sin esa parte del libreto es demasiado difícil que se le pueda hacer daño al rival de turno.
La polémica puede venir por el lado de cuánto resultado puede darle a la Celeste el retraso en la cancha de Diego Forlán. Si es para que se vuelque demasiado atrás, de forma de tener que convertirse en el enganche, vamos mal. No se puede desperdiciar el verdadero potencial del goleador del Atlético de Madrid.
Si, en cambio, lo que se quiere es que Forlán quede suelto, se mueva por todos lados, toque con los volantes, que reciba ayuda de los laterales y que a su vez se una con los dos puntas fijos, la medida es inteligente. Apropiada.
Con Forlán en esa función se sumará otro hombre para el cuidado sudafricano, justo en una zona donde el dueño de casa demostró tener enormes debilidades.
Atención, otro factor a tener muy en cuenta es el del juego aéreo. Claro, para eso será sumamente necesario que por lo menos se geste algún tiro libre en los costados de la cancha o, por lo menos, algún tiro de esquina. Y, para eso, hay que atacar un poco más.
Ovación digital
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