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LÍNEA DIRECTA por José Mastandrea
Hay que jugar bien y ser buena gente
Cuando se fue Uruguay pensaba que no iba a llegar muy lejos. Es la verdad. Me conformaba con que la selección hiciese un buen papel en la fase de grupos, y si podía que clasificase a la segunda ronda. Pero poca cosa más.
Francia, México y Sudáfrica, el dueño de casa, aparecían como escollos muy duros y difíciles de sortear. Pero Uruguay fue de menos a más y logró salir airoso. Fue primero e invicto en el grupo que todos denominaron `de la muerte`.
Más allá de lo estrictamente futbolístico, de lo táctico y de los estratégico, quedó claro que lo que había logrado la selección iba por otro camino, más emparentado con lo grupal y lo humano.
Este equipo, con aciertos y errores, es un equipo solidario, compacto, unido, indisoluble.
Los jugadores demostraron, con sus declaraciones y en sus acciones, que hay unión y no es verso. Que es un grupo de amigos que tira para el mismo lado. Que no juegan 11, juegan 23, y que entre quien entre, los que están afuera apoyan, gozan y sufren como los que están en la cancha.
No hay caras largas y sienten verdadero orgullo al vestir la celeste. Todavía los emociona y conmueve la victoria. Cantan el Himno con fervor y dejan el alma en cada pelota.
Las grandes conquistas, por lo general, llegan cuando detrás hay un grupo como éste. Pase lo que pase, triunfe o no frente a Ghana, la gente, el hincha, seguirá apoyando y aplaudiendo a rabiar.
Este cuerpo técnico encabezado por Tabárez formó un plantel de `señores`. Y hoy está viendo los frutos. No sólo hay que jugar bien, hay que ser buena gente.
Ovación digital
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