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EL ANÁLISIS por Jorge Savia
Aunque la instrumentación de la solución deseada por todos -que es la continuidad de Tabárez- no parece fácil por la precariedad financiera del fútbol uruguayo, como apuntó Edward Piñón en la edición de Ovación de la pasada jornada, la coyuntura que se plantea entorno a la renovación del contrato del entrenador de la selección se reduce a la respuesta de una interrogante básica: si la AUF considera que el trabajo del técnico vale o no lo que aspira a percibir en los próximos cuatro años.
Ya se ha abundado aquí en cuanto al significado altamente positivo que ha tenido la labor que Tabárez desempeñó en conjunto con todas las selecciones nacionales. Dada desde afuera, entonces, la respuesta es afirmativa. Sin embargo, por más elemental que sea la cuestión, conlleva un agregado que sería de tontos pasar por alto: no sólo hace falta que la AUF considere que el trabajo del técnico vale lo que aspira a ganar Tabárez; hay que ver si -sola o con apoyo del Estado- tiene cómo pagarle.
Es que uno puede reconocer como justo el precio de un auto, pero eso no quiere decir que esté en condiciones de comprarlo.
Ovación digital
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