Un nombre en la borra del café

Ligó mal el "Pichu" González, esa es la verdad. En muchas cosas. Primero, la lesión de Marcelo Gallardo. En los pocos minutos que jugó, mostró su hilacha. Pero fue un suspiro. Segundo, cuando los resultados le fueron adversos, se encontró con una realidad muy diferente a la de los últimos años. El campeón no era Nacional, era Peñarol, y ese cambio de rumbo también le jugó en contra. Asumió con crédito cero. No tenía saldo con la hinchada ni con los dirigentes. Y tercero, después de cada cimbronazo, aparecía sobrevolando el fantasma de Carrasco.

No ligó nada el "Pichu", esa es la verdad. Porque otros técnicos, con campañas muy similares, tuvieron más respaldo, más crédito y a Juan Ramón dirigiendo a otros equipos.

Al "Pichu" le tocó estar en el lugar y en el momento equivocado en Nacional. Hizo lo que pudo y más. Tomó un hierro caliente y fue aceptando las reglas de juego. Pidió a "fulano" y vino "mengano". Armó el plantel en poco tiempo y se encontró con una barrida fenomenal.

Ligó mal, porque ni siquiera tuvo revancha en una Sudamericana o en la Libertadores, como le pasó a sus antecesores. No tuvo tiempo ni se lo dieron. Los astros jugaron en contra. Y la borra del café dejó escrito un nombre en el fondo de la taza. Juan Ramón.