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VOLVIENDO DE LA CANCHA
Ni a la suegra se podía dejar
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VÍCTOR H. MORALES
Si algun hijo se fue del almuerzo con la vieja más temprano para ir a la Bombonera,volvió de rodillas a pedir perdón.
Se sabe que mucho no se podía esperar, que si Boca ganaba era por la debilidad del rival, que no hay chance para pelear nada hasta febrero. Pero el hincha insiste. "Andá Nene", le dijo alguna mamá al que se pasaba la servilleta como diciendo "ya terminé, ¿me puedo ir?". Cazó la bandera, subió de un salto al colectivo y llegó a la cancha.
A los 20` miró a los otros hinchas para preguntar si ellos veían lo que él estaba viendo. Al terminar el primer tiempo tras la mano y el zapatazo de Palermo, se dijo que ahora sí. En el segundo iban a tener más espacios para mejorar el juego. Después pensó lo mismo cuando le regalaron un gol a Viatri, para que el Borghi siga creyendo que se puede con los dos goleadores.Y creyó que 2 a 0 otro gallo cantaría, que se venía una fiestita. Un rato de diversión, algo que lo justificase.
Al final, con la mirada perdida, se habrá acusado de ser lo que no se dice ni en broma en un día como el de ayer. Pero aunque sea "soy un guacho" lo tiene que haber dicho más de uno. Ni a la suegra se podía abandonar ayer por lo que se vió en la Bombonera.(Chiste a la salida de alguien al que le quedaba algo de humor).
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