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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
Mal juego y muy malas actuaciones
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La Celeste se desdibujó casi de principio a fin. Y se vino a pique en Santiago.
Grietas grandes en la zaga. Errores gruesos en las entregas en el mediocampo, zona que no fue armada de la mejor manera. Problemas de coordinación en el avance, especialmente por el lado de Diego Forlán, y un arquero que tuvo su peor jornada con la camiseta de Uruguay terminaron de colaborar en demasía para la fiesta que montó Chile.
Uruguay solamente pudo poner en riesgo a los chilenos en el comienzo del partido, cuando pareció que al "Palito" Pereira le cometían penal. Desde el minuto tres en adelante, lo bueno fue todo rojo y lo malo todo celeste.
Parecía una especie de cámara oculta, en la que los futbolistas uruguayos estaban colaborando para que el espectáculo fuera más exagerado, porque la verdad que tanta cadena de malas decisiones no se podían registrar.
Obviamente que la expulsión de Gargano colaboró en gran forma para que la cancha tuviera una bajada profunda hacia el arco de Muslera. Y de ahí, por cierto, costó una barbaridad salir.
Ganó Chile el día que Uruguay fue muy pobre.
Ovación digital
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