Allá deciden para 2022 y acá nada

La FIFA decidirá hoy las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022 y lo hará adentro de un sombrío marco, porque las sospechas de corrupción que afectaron a algunos de sus altos cargos, por presuntas ofertas para que votaran por una u otra candidatura, todavía están flotando por encima de sus cabezas.

Mientras los ojos del mundo estarán puestos en lo que hagan los "Blatterboys", por estos pagos no se registran ni siquiera unos movimientos de tortuga.

Como diría el colega Enrique Yanuzzi, a los dirigentes y a los gobernantes de Uruguay "¡hay que avisarles!" que el 2030 se nos va a venir encima de la noche a la mañana y sin preparación adecuada será harto difícil convencer a los señores del primer mundo que acá se puede ser anfitrión del certamen más importante de todos.

Y hay un montón de cosas sobre las cuales trabajar, por ejemplo la reforma del Centenario, los complejos deportivos para las selecciones, las comunicaciones, los hoteles cinco estrellas, etc..

No estaría mal empezar ahora con las comisiones, en lugar de esperar a diciembre de 2029.