Omar Varela lleva su vida al escenario del Anglo

CARLOS REYES

"Un poco de suerte" es un texto de Omar Varela que mañana se estrena con dirección del propio autor. Ana Rosa, Laura Sánchez y Gustavo Casco darán vida a estos personajes que según el director son de carácter marcadamente autobiográfico.

"Acá nos encontramos ante otro estreno, otro examen, otra prueba de fin de año, pero este espectáculo en particular es para mi muy especial, quizá el que más me importa de todos los que hice en toda mi carrera. Porque lo escribí en base a una serie de historias que yo viví con mi familia, especialmente con mi madre y mis hermanos. Todo eso lo transformé, como desde el duelo por la muerte de mi madre, en una pieza de teatro que es muy cómica, pero que es a la vez muy cruda y por primera vez, muy interior".

Así describe Varela su nueva aventura sobre las tablas, aclarando que cuando dice "interior" no quiere decir que sus anteriores montajes no tuvieran sustancia. "Lo que digo es que cualquier persona se va a sentir identificada con algunos de los personajes. Creo que es muy conmovedora, porque todo el mundo, en algún momento de su vida, tuvo que repartir algo, o los muebles de su padre, o las joyas de su abuela. Y cuando se tiene que repartir algo heredado, o que quedó ahí, eso se presta para sacar para afuera lo mejor y lo peor de cada uno. También es cuando te das cuenta que a vos también te importan algunas cosas, y ahí te preguntás por qué te tira tanto aquel cuadro que era de tu familia".

Varela (Montevideo, 1957) asegura que sin duda esa preocupación que plantea en esta obra tiene que ver con la gente de su generación, muchos de los cuales están teniendo que ocuparse de la vejez de sus padres, o de la última voluntad de alguno de ellos. "Mis hermanos viven en el exterior, y luego de morir mi madre, un día estaba con ellos, sentados en la cama que había sido de mi madre, mirando fotos. Y fue como que subiera una cámara y me viera junto a ellos en esa situación. Y pensé que eso podría ser una obra de teatro".

Ese vínculo tan estrecho entre el tema de la obra y su autor llevó a que el montaje fuera concebido de manera muy emocional, atendiendo mucho a las vivencias de cada personaje. "Hemos trabajado hasta la última coma del texto, como si ellos fueran esos personajes. Acá hay un acercamiento afectivo brutal, porque son cosas que viví de niño, música que escuché de niño. La obra es sobre tres hermanos judíos, que recuerdan a su madre, ponen un disco que ella escuchaba, recuerdan a su abuela: creo que es una cosa muy movilizadora".

El director observa que cuando era más joven tenía otros objetivos, y quizá pensaba más en el público que en él mismo. Pero el paso de los años (y los problemas de salud) van corriendo las cosas de lugar. "Ahora miro mi alma más profundamente. Tal vez por tener Parkinson, la vida es otra cosa ahora, y las prioridades también son otras".

Varela afirma que ese cambio de prioridades de alguna manera también modificó su mirada del espectador ("del espectador que soy yo", remarca). "Cuando miro los ensayos de esta obra, si bien son cosas que viví, no las veo como las viví. Estoy teatralizando, todo tiene una belleza impresionante, que moviliza, y esa impresión que causa sí me remite a aquellos hechos vividos".

También el artista insiste en su cambio de perspectiva de las cosas. "Cuando uno es joven no se da cuenta lo que es la familia, y después se pregunta, ¿por qué no hablé más con mis padres? Es que además, entre los intelectuales y artistas, la familia es algo como medio chongo: cuando yo era adolescente y estudiaba teatro era un horror llevarse bien con tus padres. Eras un nabo".

Nelson Mancebo estuvo a cargo de la escenografía, que es de carácter realista, reconstruyendo un dormitorio con muebles antiguos, de raíz, de esos típicos de un par de generaciones atrás. Allí los actores trabajarán una hora diez minutos, en tiempo real. "Es espacio es como microscópico, y los actores realizan pocos movimientos, solamente los necesarios. Es un ambiente como de café con humo, y lo que puede pasar entre los tres en ese lugar".

Un poco de suerte va en el Teatro del Anglo (San José 1426, tel. 9027634) los viernes y sábados a las 21 horas y los domingos a las 19 horas. Las entradas valen $ 225.

"Sonata de otoño" y otros proyectos

Luego de este estreno, el Teatro del Anglo seguirá renovando la cartelera. El viernes 14 se repone el magnífico trabajo de Estela Medina y Margarita Musto Sonata de otoño, de Bergman, espectáculo que fue estrenado este verano en la Sala Zavala Muniz.

La obra irá durante mayo y quizá junio, para luego presentar la compañía Italia Fausta un espectáculo que será como la contracara de Un poco de suerte. Se trata de Esa maldita pared, donde el elenco en pleno retoma se tono lúdico, a través de un juego escénico absurdo y bizarro, en el que lo que se ve no se dice, y lo que se dice no se ve.

Luego Varela cruzará una vez más a Buenos Aires, donde nuevamente tiene entremanos trabajar junto a la actriz Georgina Barbarossa, mientras que para el 2011 planifica montar La visita de la vieja dama, del escritor suizo Friedrich Dürrenmatt.