DANIEL HERRERA LUSSICH
En WASHINGTON
CORRESPONSAL PERMANENTE
Ante las elecciones parlamentarias en noviembre nadie quiere comprometerse con una reforma migratoria y se inclina por apoyar leyes más duras contra el ilegal. Se habla de 22 estados que reformarán sus normas contra los carentes de papeles.
En los últimos meses se han recrudecido las campañas contra los inmigrantes ilegales e, indirectamente, contra los que están documentados. En cada familia hay integrantes con papeles en regla y también parientes que han llegado después a Estados Unidos y están a "salto de mata" y sólo logran, si es que ocurre, trabajos temporarios o de tiempo parcial. Y las leyes cada día se hacen más duras. Unos toman estado público, se las califica de xenófobas como ha ocurrido en Arizona ("puede ser detenido por la mera sospecha de ser ilegal y por el color de su piel"), que se anuncia se extenderá al estado de Florida (800 mil indocumentados en total, 300 mil argentinos y 8 mil uruguayos) y están gestándose en 22 estados de EE.UU.
Siempre en las últimas décadas la inmigración ha sido un tema que despierta fuertes polémicas. También con regularidad las soluciones se caracterizan por alcanzar resultados a medias. Jamás han quedado contentos Tirios y Troyanos. En la actualidad es uno de los problemas que a diario ocupa la primera plana de todos los medios de difusión. Muchos de ellos enfocan el tema sin mayor objetividad. Pero hay una cruda realidad que vive hoy Estados Unidos.
En los últimos 8 meses han sido deportados a sus países de origen 380 mil inmigrantes ilegales, 140 mil con un legajo delictivo bajo el brazo. Las miradas en estos momentos se dirigen hacia el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con gesto acusatorio. En sus discursos durante la campaña electoral, más de una vez prometió que en el primer año de gobierno se discutiría en el Congreso un proyecto a fondo de reforma migratoria bipartidaria. Sin embargo, los números indican que durante 2009 se devolvió a sus países de origen a 20.000 indocumentados más que durante el gobierno de George W. Bush en el año 2008.
Y a esta altura del mandato demócrata, el proyecto de ley inmigratorio parece lejano de ser un capítulo en serio en la agenda de la actual legislatura. Todos, desde el discurso oficial de Obama hasta las reuniones con los congresistas demócratas y republicanos en busca de una solución común, promueven sin mayor calor una reforma migratoria, pero nadie quiere ser el responsable de la iniciativa.
Es un asunto que despierta enorme polémica en el ciudadano estadounidense. Y los centros políticos de poder tienen plena conciencia de que a tres meses de las decisivas elecciones legislativas de mitad de período (renovación total de diputados y un tercio del senado), un pronunciamiento público que decida una ley migratoria podría cambiar las actuales mayorías demócratas en ambas cámaras y pasarlas a mano de las hasta ahora "enflaquecidas" tiendas republicanas.
Y los partidos políticos, en plena campaña para designar en sus internas a los candidatos a las parlamentarias de noviembre, tienen plena conciencia de que la crisis económica interna, el desempleo que desde hace cuatro meses está situado en 9,5%, la reducción del crédito y la baja del consumo, entre los más graves problemas, no escapan al descontento del ciudadano estadounidense. Es general la voz del americano contra la regularización del ilegal, sostiene que ocupa en este período de crisis el puesto que tocaría a un natural del país y que es factor de convulsión interna. Y dan cifras de los altos porcentajes delictivos de los latinoamericanos sin papeles. Hoy la realidad exhibe que el sólo hecho de ser inmigrante, latino o asiático, crea serias resistencias. Y mucho más si es una persona sin documentación legal.
Numerosos inmigrantes están retornando, pero la mayoría se resiste a dejar Estados Unidos. "Acá nos tratan como ciudadanos de segunda, pero en nuestros países somos verdaderamente de tercera, no hay trabajo, hay hambre y vivimos en chozas de barro. Acá muchos están hacinados, pero la generalidad vive con mayor confort, cocina, heladera, televisión, auto y atención médica. Es verdad que para un grupo importante no es nada fácil vivir ocultándose o disparando de las autoridades inmigratorias, pero tienen para vivir y pasar la mesada a la familia".
REALIDAD QUE AFECTA A MILLONES
Tras el proyecto de ley que parcialmente fue vetado en el estado de Arizona, un candidato a gobernador de Florida impulsa una norma similar que obligaría a preguntar por el estatus migratorio a quienes cometan delitos. En EE.UU. hay unos 12 millones de inmigrantes ilegales y el 8% de los bebés que nacen son hijos de indocumentados, porcentaje duplica al de adultos que no tienen papeles (4% de la población del país); en números, los niños nacidos de padres ilegales son 340.000 en lo que va del año, y el total de nacimientos en todo 2010 se estima que será de 4,3 millones de bebés. En Florida residen unos 800.000 inmigrantes ilegales entre los que predominan los latinos. En Arizona los indocumentados son menos, unos 460.000, pero son más perseguidos porque en EE.UU. sostienen que esa zona limítrofe con México es la vía de entrada del narcotráfico y el contrabando.
"Si no sos rubio, tenés problemas"
CAROLINA BELLOCQ
"Todos los latinos están aterrorizados por este sector del país", sostuvo Alejandro, un uruguayo que vive en Las Vegas, EE.UU., desde hace 11 años. Algunos de los uruguayos que residen allí hicieron llegar a El País su opinión acerca del proyecto de ley antiinmigración que impulsa el candidato republicano Bill McCollum.
Emiliano, que vive desde hace 10 años en ese estado, opinó que la propuesta "es un desastre, independientemente de que los inmigrantes sean legales o no", y explicó que está "enfocado directamente a la discriminación". Algo similar planteó Ramón Bello, un cubano residente en Florida, que consideró que la ley es "absurda". "Si lo es en Arizona, más lo será en Florida, donde no tenemos una frontera ni una excusa de ese tipo", declaró a El País.
Los usuarios de Facebook, que respondieron a una consulta en este sentido de El País Digital, coincidieron en señalar que los norteamericanos "son discriminatorios" y varios de ellos afirmaron que el sistema migratorio varió en los últimos años. Una de ellas es María José García, que comentó que "hace 20 años era muy diferente, a los inmigrantes se los trataba bien".
"Si no sos rubio, de ojos celestes y no hablás perfectamente el inglés, tenés dificultades. Yo tengo suerte porque soy blanco y me confunden (…). Los uruguayos no estamos acostumbrados a esta agresión tan terrible", sostuvo otro lector de El País.
Según comentó Emiliano, la polémica por la inmigración "está en todos los noticieros, tanto en español como en inglés; es el tema del día".
Muchos discuten que el asunto sea una estrategia del candidato McCollum para ganar la interna de su partido en noviembre. "Es una pena que un problema tan global y profundo se manipule para obtener más votos en una región determinada del planeta", sostuvo en este sentido Pablo. Laura Lobe, también desde Florida, opinó que "lamentablemente, es un juego político para ganar el apoyo de los conservadores".
Las cifras
800.000 Es la cantidad estimada de inmigrantes ilegales que viven en Florida. En todo el país hay unos 12 millones de indocumentados.
8.000 Es la cantidad de uruguayos que se estima que viven de manera ilegal en el estado norteamericano de Florida.