Fue campeón juvenil sudamericano con la selección uruguaya en 1977. Impuso fútbol y personalidad. Ya lo había hecho en Wanderers pero donde brilló fue en el Boca Juniors de Diego Armando Maradona. Ariel Krasowski fue ídolo en las siete temporadas que jugó en el club xeneize. Después jugó un año en San Lorenzo y pegó la vuelta al Uruguay para vestir las casacas de River Plate, Fénix, Rentistas, Liverpool y Basáñez.
Como entrenador hizo sus primeras armas en la Selección de la `B`, después llevó a Tacuarembó a jugar una Liguilla Pre Libertadores, dirigió a Liverpool, a Danubio, a Wanderers, a Miramar Misiones y a Rampla Juniors, en la temporada 2006.
"Fue mi última experiencia como director técnico. ¿La verdad? Decidí dejar todo hace un par de años. Yo qué sé. Acá hay mucha inestabilidad, durás tres partidos, cinco partidos, no hay proyectos, no hay respaldo. Y después tenés que estar esperando que alguien se acuerde de vos para volver a empezar. Es bravo. Por eso decidí no dirigir más, estaba cansado", dice hoy el ex volante de Boca.
"Empecé a observar gurises del Interior. A asesorarlos, a aconsejarlos, a representar a algunos y a darles respaldo en el fútbol. Tuve la suerte de llevar a John Pírez al Chelsea, un juvenil de Defensor Sporting que fichó por el club inglés. Y ahí está, haciéndose un lugar en Inglaterra. También llevé al Sevilla al hijo de Hugo Perotti, mi ex compañero de Boca. Diego también se fue siendo un adolescente y pude abrirle un camino en España. Y sigo en esa, gracias a Dios tengo muchos amigos en el exterior que confían en mí y en lo que les digo. Saben que si recomiendo un jugador es porque realmente vale", asegura.
"No extraño dirigir, esa es la verdad. Sigo dentro del fútbol pero en otra área. Viajo al Interior, observo, asesoro y aconsejo a gurises de 11 a 15 años, una edad difícil porque uno no sabe si después siguen o no. Pero estoy, y eso es lo que importa", agrega.
Lejos de las canchas, Ariel Krasowski sigue dejando su huella. "Al fútbol voy poco y nada", dice sin nostalgia.