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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
No le den los créditos a la suerte
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Peñarol en la final de la Libertadores. No hay que pellizcarse. Y mucho menos creer que todo es fruto de la casualidad o de la suerte.
Peñarol en la final de la Copa. Y es producto del trabajo, del acierto en las elecciones, de las decisiones correctas a la hora de preparar los partidos y del esfuerzo para que lo colectivo se impusiera por encima del lucimiento individual.
No hay nada de fortuna en la superación futbolística del elenco aurinegro, ni en la capacidad que mostraron los jugadores para revertir, por ejemplo, una derrota ante Inter de Porto Alegre tras recibir un gol al comienzo del cotejo.
Además, hay muchísimo mérito en los dirigentes que avalaron las determinaciones de Aguirre y en el buen ojo del entrenador para armar el plantel. Para sostener a los que querían jubilar y para darle apoyo a los que recién se ponían la aurinegra.
Peñarol en la final de la Libertadores. Hacía muchísimo tiempo que no pasaba y hay que darle el enorme valor que ello tiene. Es otra buena señal del fútbol uruguayo.
¿Y vos qué decís?
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