Es la hora de entrar en la historia

Los grandes mojones de la actual Copa Santander Libertadores demandan un esfuerzo mayor. Lo saben todos, no hay gloria alguna sin el último paso. Sin ese adorado momento en el que los rostros se elevan al cielo y las manos apenas pueden contener, por culpa de la emoción, el trofeo que se anhelaba portar desde la infancia.

Después de haber ido avanzando al estilo de la vieja estirpe carbonera, no hay lugar para un "casi se puede".

Las vitrinas cargadas de copas ganadas con hazañas deportivas, las camisetas que se guardan de viejas batallas y hasta las fotos de los enormes héroes de antaño que transforman al Museo de Peñarol en una especie de templo religioso exigen un esfuerzo más.

Y no es una quimera. Jamás podrá serlo si a este bravo Peñarol seguramente lo estarán ayudando desde allá arriba los valientes próceres que colocaron en el olimpo deportivo al amarillo y negro.

Es el día para ganarse un lugar de privilegio en el salón de la fama. Para convertirse en inmortal. Es el día para pedirle permiso a Rocha, Spencer y Morena, y acompañarlos en la historia.

¿Y vos qué decís?

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