Buen equipo con malas señales

Argentina es local y tiene a Messi, el mejor jugador del mundo, muchas veces desequilibrante por sí solo, aunque arrastre la cruz de que en la selección no juega como en el Barcelona.

No es poco; pero, más allá de eso, da la sensación de que Argentina no está como debería, según al material humano que dispone.

Es cierto, resulta indiscutible el nivel futbolístico de un plantel integrado en su gran mayoría por figuras que por algo tienen una incuestionable vigencia en el fútbol de Europa.

Sin embargo, hay señales de que no todo está en orden, como es el caso de los cruces de declaraciones públicas entre Sergio Batista y Julio Grondona. Además, cualquiera sabe que Brasil y Uruguay son los grandes rivales de Argentina; que el técnico no haya ido a ver los partidos que ambos jugaron muy cerca contra Holanda, el vicecampeón del mundo, parece una riesgosa regresión a las viejas épocas de los "campeones morales", donde los argentinos sólo se miraban ellos y después la realidad les propinaba duros golpes.