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VOLVIENDO DE LA CANCHA por V.H Morales
Depende: una o dos injusticias
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Ahora, esquivando los chorros de agua, el fuego, el humo, ahora, aturdido por los insultos y los disparos de gases, es tarde para las acusaciones y los lamentos.
Habrá once nombres estigmatizados, que sólo mencionar parecerá pecado y una fecha maldecida de junio, una tarde que era de sol, con la tibieza de las tribunas hasta donde no llegaba el aire helado que venía del río, marcada en el 26, el 26 de junio, como un día innombrable.
Había un Pezzota en el camino de River, además, y en el único momento en el que la vida le sonreía -ganaba 1 a 0, iban 25` y jugaba bien- Pezzota se comió un penal. Y no era igual ese penal al que dio cuando River se tuteaba con el desencanto, ni a otro que dejó pasar cuando llegaban los minutos finales. También le sucedió a River que le atajaran el tiro del final, el de Pavone en la pena capital concedida. Y que sus zagueros chocaran entre ellos, perturbados, para dejar servido el gol del empate de Belgrano.
River el equipo actual, también ayudó, desquiciado por la inseguridad, confundido por el ataque mediático.
Pero no son estos once, ni este técnico, ni los cincuenta o sesenta que jugaron estos años, o los cinco técnicos que pasaron. Si la crónica habla sólo de ellos, si el hincha de River no aprende a mirar un poco más profundamente, si el hombre de fútbol en general, no aprecia cuántas de sus desventuras son la impronta del negocio nefasto de la televisión ladrona, se consumará otra injusticia.
Ovación digital
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