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EL ANÁLISIS por Jorge Savia
No todo tiempo pasado fue mejor; la creencia en lo contrario está teñida -y a veces, no siempre, también desvirtuada- por el barniz de la nostalgia.
Hoy, en "Fanáticos", en la parada 31 de la playa Mansa de Punta del Este, el Museo del Fútbol exhibirá veinte piezas ligadas a la rica historia del fútbol uruguayo, entre las que estarán la Copa Jules Rimet ganada por Uruguay en el Mundial del 50; la camiseta que Obdulio Varela vistió en la gloriosa instancia; y los zapatos que usó el "Loco" Abreu en la noche sudafricana que "picó" el penal contra Ghana.
Por si fuera poco, se grabarán por primera vez en Uruguay las huellas de los pies de Edgardo Alcides Ghiggia, que en febrero serán trasladadas para siempre al Estadio Centenario.
Todo esto, quizá, por elogiable y gratificante, no deja de ser algo así como un "mea culpa" para los veteranos; porque antes no pasaba, no se estilaba. Basta con pensar que las huellas del "Ñato" están desde hace años en Maracaná, también en el bulevar de la fama de Monte Carlo... ¡y aquí no estaban!
Para los autores de iniciativas como ésta sólo cabe un "muchas gracias".
El País Deportivo
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