PUNTA DEL ESTE | M. GALLARDO
Guido Parisier fue un referente de la hotelería y la gastronomía, construyó los edificios Parquemar de Punta del Este y su casa junto a ellos. Esa casa ya fue robada tres veces y el argentino se queja de la falta de seguridad.
Durante 20 años Guido Parisier dirigió el hotel Hermitage de Mar del Plata. A fines de los `70 se lo vendió a su actual dueño, Francisco Aldrey Iglesias. En los `80 puso de moda a Hippopotamus, el mítico restaurante de la Recoleta al mando del chef Víctor Molina y donde un joven Francis Mallmann, hizo sus primeras armas gastronómicas. Por esos años cambió Mar del Plata por Punta del Este.
En el balneario esteño fue uno de los inversores que construyeron los edificios Parquemar, uno de ellos vendido en apenas cinco días. Uno de estos edificios se levantaría en la esquina de las avenidas Roosevelt y Mauricio Litman pero quedó en los planos. En su lugar Parisier construyó su chalet "Telo", que comparte con su esposa, Mónica, titular de la institución benéfica "Make a Wish".
Parisier recibió a El País para informar del nuevo robo que sufrió en su casa, el tercero en tres años. En la mesa del comedor invita con un café. A un lado de su plato, fijo en la mesa, tiene colocado el botón de pánico. El tema seguridad lo apasiona. Al otro lado, su asesor legal, Jorge Barrera.
-¿Nota en Punta del Este síntomas que detectó en Mar del Plata en los años `70? ¿Se puede revertir esta situación?
-Siempre hay tiempo para cambiar. Mientras hay vida, hay esperanza y hay tiempo. Este es un momento para que se defina el plan edilicio definitivo y no se corrija más. Llegó la hora de invertir en la infraestructura necesaria.
-¿Qué infraestructura?
-Hay que invertir en seguridad. Con la cantidad de turistas que viene, no hay servicios de vigilancia. No veo patrulleros que cuiden nada. Y no hablo en mi caso, donde los amantes de lo ajeno entraron por tercera vez a mi casa.
-¿Cuándo lo robaron?
-Felizmente me roban cada un año y medio. No son muy repetitivos. Un clásico. El primero fue el 1º de enero de hace dos años. Tenía bastantes invitados para un almuerzo y no puse la alarma. Entraron por una ventana y se llevaron una serie de cosas. El domingo pasado llegué a casa y tuve un descuido. Saqué la alarma y no la volví a conectar. A las cuatro horas entraron y se llevaron todo. Entre otras cosas cuatro computadoras, a unos huéspedes que tengo se le llevaron las valijas con documentos y dinero. Mi teléfono personal con mi agenda de muchos teléfonos también fue robado. Sobre todo la computadora de mi hijo que tiene sus próximos tres exámenes para recibirse de ingeniero civil. El material que perdió es increíble. Por esa computadora pago lo que me pidan.
-¿Cómo reaccionó esa madrugada del robo?
-Toqué el botón de pánico. La empresa de seguridad llegó en diez minutos. Vinieron con la Policía. Me pidieron toda la información pero no sacaron huellas. Hasta ahora no sé lo que hicieron. Fui a la policía dos veces. Retiré la denuncia. No veo una acción efectiva. De pronto me hubiese imaginado que al personal lo interroguen. Tengo dos dudas. En las veces que me robaron saqué la alarma. Me preocupa cuál es la conexión que puede haber. La empresa de la alarma me asegura que es imposible que ocurra. Me dijeron que yo había desconectado el sistema a las 01:38. Si lo saben ellos, también lo puede saber una tercera persona. Es información que circula. Mucha coincidencia. La otra coincidencia es que los ladrones fueron directo donde estaban las cosas de valor. También raro. Estos son conjeturas. Tenemos plena confianza en el trabajo de las autoridades.
-Me falta uno de los robos.
-En ese robo identificamos a los ladrones. Se lo dije al ministro de Turismo, muy simpático y bajo (José Villar) con quien tuve algunas charlas. La casa de enfrente, que fue demolida, era un aguantadero. Dos veces por semana venía un camión para cargar los robos. Identificamos la chapa del camión y los días. Se lo dimos a la Policía. También lo tuvo el Ministerio de Turismo pero no pasó nada. Inclusive, el cónsul me acompañó pero no tuvimos nada.
"Dejaba el auto con las llaves puestas"
-Usted tiene esta casa desde el año 1980. ¿En algún momento llegó a dejar las puertas sin tranca?
-Sí. No solo de la casa. Dejaba el coche con las llaves puestas. Punta del Este era lo más confiable que yo pude vivir. Las reuniones eran a puertas abiertas. Todos nos conocíamos.
-¿Cuándo notó ese quiebre?
-Con el crecimiento comercial. La inseguridad es porque la situación económica de nuestros países, de nuestra sociedad y de nuestros trabajadores, no está bien resuelta. Tenemos en la Argentina un ejército, que es la policía de la provincia de Buenos Aires, de casi 50.000 personas. No están bien pagas. Su retribución debe ser la quinta parte de lo que necesitan para vivir. A ese señor que no le pagamos le damos un arma y ¿qué pasa cuando su hijo le dice que tiene hambre?.
-Me imagino que cuando ve a los policías uruguayos, por el sueldo que tienen, se debe agarrar la cabeza.
-A raíz de los robos que sufrí en mi casa hablé con muchos de ellos. No están para nada contentos.