Los tunecinos que el domingo hacían compras en los pocos negocios abiertos en el principal mercado de Túnez daban rienda suelta a su alegría por la caída del presidente Ben Alí, pese a la escasez de alimentos y al aumento de los precios.
"Nuestros hijos van a vivir en un país libre", dice feliz una clienta de la única panadería abierta en todo el mercado, en la que unas 60 personas esperan que se las atienda.
Numerosos comercios de la capital permanecieron cerrados durante varios días de manifestaciones y represión policial o actos de violencia atribuidos en algunos casos por testigos a partidarios del ex presidente Zine El Abidine Ben Alí, quien huyó el viernes a Arabia Saudita.
El domingo reabrieron algunas tiendas en las que se agolpaba la clientela.
"Falta comida. No hay bastante pan ni harina. Si las cosas siguen así, va a haber una crisis alimentaria", explica Najla, mientras, "por las dudas", llena su canasto con carne y verdura.
Agrega que prefiere no revelar su apellido, tras caer el régimen de Ben Alí que dirigió Túnez con mano de hierro durante 23 años. "Hay que seguir teniendo cautela", asegura Najla.
Algunos clientes protestan porque subieron los precios bruscamente, en momentos en que las autoridades advierten a los comerciantes que no acumulen la mercadería con fines especulativos.
"Los comerciantes tienen que reabrir las tiendas, no hay por qué tener miedo, pero (los clientes) tampoco tienen que precipitarse a comprar para luego almacenar las cosas. En la medida en que todos colaboren, no va haber problemas de abastecimiento", declaró a la televisión pública un alto funcionario del ministerio de Comercio.
Ahmed, quien es verdulero, escuchó esta declaración y regresó este domingo a su puesto en el mercado. "Ayer no vine a trabajar, me quedé en casa vigilando día y noche" para evitar que la saquearan bandas que muchos consideran compuestas por partidarios de Ben Alí.
En el centro de Túnez, policías, algunos de ellos de civil, inspeccionan los maleteros de los automóviles, en momentos en que se dice que la gasolina está escaseando.
"La cosa está mejorando desde hace tres días. El primer día, estaba todo cerrado y no había nada. Hoy ya hay muchas tiendas abiertas. Confiamos en nuestro pueblo: los comercios van a abrir de nuevo y las escuelas también", dice Muna Uerghui, una profesora de universidad de 29 años.
A pocos metros de distancia, en un cartel rasgado y pisoteado por decenas de personas, aún se puede reconocer la sonrisa del ex presidente que huyó tras semanas de manifestaciones contra su régimen.
"Ahora hay que juzgar a Ben Alí, su esposa y sus parientes", dice Mondher, quien trabaja en la función pública.
"Nos sentimos libres y estamos orgullosos de haber conquistado nuestra libertad. Ahora queremos poder elegir a nuestros dirigentes", afirma la enfermera Meherzia Marzuki.
AFP