BUENOS AIRES | IGNACIO QUARTINO
El camino a La Plata se hizo largo y engorroso desde la calurosa Buenos Aires. Soportar la hora y pico porteña era una de las condiciones que se imponían la noche del miércoles para vivir una noche y pico.
Caía de maduro que el escenario monstruoso, asombrosamente grande y envolvente, que está posado por estos días en el centro del campo de La Plata bautizado como La Garra, era suficiente para dejar a un lado el fastidioso viaje e ingresar a esa dimensión llamada U2.
"¿Viste cuando la garra se iluminó de rojo y Bono se colgó al micrófono?", comentaba una madre cuarentona entre exhausta y efusiva a su hijo adolescente cuando salían de esa dimensión. La referencia era a Hold me thrill me kiss me kill me, tema de la banda sonora de la película Batman (1995).
"¿Y cuando la pantalla cilíndrica empezó a desplegarse como si tuviera vida propia?", podría haber sido otro de los comentarios de la señora esa noche. Y podrían continuar las apreciaciones sobre cada uno de los temas elegidos en el repertorio que eran un show dentro del show.
Quienes ingresaron a la dimensión U2 (seguro que ocurrirá lo mismo con quienes vayan sábado y domingo) no necesitaron conocer canciones de su último disco que motivó este 360 World Tour. Ni siquiera saber contar el "¡uno, dos, tres, catorce!", que marca el inicio de Vértigo. Nada de eso.
La garra del escenario, la garra de "Carlos Apache" Bono para recorrer ese escenario de 360 grados y el resto del talentoso equipo conformado por "Pupi" The Edge en voz, guitarra y piano, Adam "Pipita" Clayton en bajo y Larry "La Pulga" Mullen en batería y bongó, demostraron por qué U2 es la banda más importante del pop mundial. Desde luego, los apodos de las principales figuras del fútbol argentino (Messi, Zanetti, Higuaín y Tévez) no son un capricho del periodista: esa fue la manera que Bono decidió presentar a él y sus compañeros al público.
Así, Bono evitó caer en esos lugares comunes -como ponerse camiseta del seleccionado del país que visita- que muchas veces hacen dudar al espectador sobre la autenticidad del mensaje. Hasta ese detalle tuvo en cuenta el `frontman` de U2, que demostró a lo largo del show que, desde el sábado pasado, no hace otra cosa que disfrutar y vivir Buenos Aires en primera persona.
En escena, Bono dijo que comió en Cañitas y Palermo. También estuvo en San Telmo y le dedicó un tema a Gustavo Ceratti en el último bis. Tampoco descuidó su perfil solidario. Pidió al público que colaboren para comprar remedios a los portadores de HIV sin recursos y sacó la conclusión que los argentinos "son lo más".
A esos "mimos" y la imponente puesta escena, se sumó un acertado repertorio de canciones, suficiente para que la noche de los fanáticos fuera perfecta. Obviamente, como sucede con las grandes bandas, siempre está "ese" tema que podrían haber tocado pero no lo hicieron.
Sin embargo, los irlandeses fueron a lo seguro con éxitos de los ochenta como I will follow, Sunday bloody sunday, With or without you, I still haven`t found what I m looking for (con introduccion cantada por el público), Where the streets have no name ("como La Plata", dicho por Bono, al tanto que las calles de la ciudad platense no tienen nombres). Tampoco faltaron los éxitos del noventoso Atchung baby como One, Until the end of the war y Misterious ways. La piel de los espectadores se erizó con Miss Sarajevo, que la banda grabó con el gran Luciano Pavarotti(1995). Y por supuesto, fueron muy bien recibidos los primeros clásicos del segundo milenio como Elevation, Beautiful day, el enternecedor In a little while (con chica subida a la tribuna por Bono y mensaje desde el espacio incluido), el pacífico Walk on (con fanales iluminados que tenían el logo de Amnesty), City of blinding lights y Vértigo, estos dos últimos acompañados por un impresionante despliegue de la pantalla gigante.
En cambio, las canciones de No line in the horizon fueron seguidas con cierta indiferencia. Igual, la presencia de estos temas en el repertorio estaba más que justificada. Si no fuera por ellas, esa gran bestia pop llamada U2 no hubiera regresado a Buenos Aires.
El regreso. Si la llegada al Estadio Único de La Plata desde Buenos Aires fue una odisea de tres horas, ¿qué decir entonces del regreso a la capital argentina, una vez finalizado el show?
Los embotellamientos de coches en la autopista que unen La Plata con la capital argentina fue el talón de Aquiles que tuvo el primer show de U2 en materia de organización. Para hacer ese tramo de 42 km, pasaron más de dos horas y media.
Con miras a los shows de mañana y el domingo, la recomendación es salir desde Buenos Aires al menos tres antes del inicio al show. Si también la idea es ver la performance completa de Muse, habría que salir incluso un rato antes. Para el regreso, en cambio, mucha paciencia o asegurarse alojamiento para pasar la noche en La Plata.
La cifra
58.000 Es la cantidad aproximada de espectadores que había el miércoles en el concierto en La Plata, inundando el estadio.
Un trío británico a la altura del espectáculo
Ayer las reseñas aparecidas en los más diversos medios argentinos se concentraban en el show de U2, de forma casi esperable. Pero antes que ellos se presentó el trío británico Muse, con un set más breve y solamente nueve canciones, como para calentar la cancha. Sin embargo, Muse es una banda que en los últimos cuatro años ha crecido exponencialmente en la magnitud de sus recitales y de sus giras, por lo que su presentación estaba a la altura de la gigantesca apuesta de U2. Muse abrió con el tema Uprising, y lo que una reseña del diario Clarín calificó como "un sonido demoledor". El cantante Matthew Bellamy pidió palmas al público y tuvo buena respuesta, todo para introducir la canción Plug in Baby. No quedaron fuera canciones de su disco más exitoso, Black holes and revelations, como el épico Knights of Cydonia. Para muchos la asociación de las dos bandas parecía óptima para una gira de este porte. Muse tiene algunas cosas de U2, especialmente en las melodías de voz del cantante Matthew Bellamy. "Solos, solos... gracias a Muse por compartir el escenario. Uno de los mejores grupos. Qué privilegio", dijo Bono durante su presentación. Y es difícil estar en desacuerdo con algo así.
Muse es una banda originaria de Teignmouth, Devon, famosa por sus vibrantes actuaciones en vivo, así como también por los excéntricos intereses de Bellamy, que pasan por la conspiración global, la vida extraterrestre, los fantasmas, la teología y el apocalipsis.
La música del grupo, muy seductora, cuenta con influencia de compositores clásicos, especialmente aquellos de la era romántica, tales como Sergéi Rajmáninov, Franz Liszt y Frédéric Chopin. A esos grandes se suman sus influencias modernas, entre las que destacan especialmente la del grupo Queen, la de Jimi Hendrix y la del grupo Rage Against The Machine.