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EL ANÁLISIS por Edward Piñón
Solamente pueden desconocer que en el fútbol mandan los resultados aquellos que vivan en una burbuja o aquellos que sean parientes del Barón Pierre de Coubertin.
En un equipo grande no hay lugar ni para un pequeño relax, porque los cuestionamientos se realizan de manera inmediata. Es el diario vivir. No queda otra que ganar hoy, mañana y también pasado mañana.
A Gregorio Pérez no se lo juzgó desde el punto de vista humano, porque nadie puede discutir su incuestionable integridad como persona, ni mucho menos se puso en tela de juicio su inquebrantable amor por Peñarol.
Es más, nadie en filas aurinegras puede olvidar la cantidad de páginas de gloria que Gregorio Pérez le aportó al libro de éxitos de los carboneros. Lo único que hicieron ahora es tomar en cuenta los resultados deportivos y proyectar en base a eso lo que podía pasar en el futuro inmediato.
Los futboleros saben bien que a veces hay que dar portazos para cambiar. No hay otra. Sobre todo cuando se perdió un campeonato imposible, no se ganaron los clásicos y comenzó mal la Copa.
El País Deportivo
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