|
DESDE EL ARCO por José Mastandrea
No voy a ser original, pero esta salida de Gregorio Pérez en Peñarol fue crónica de una muerte anunciada, y no por la goleada de sufrió ante Atlético Nacional, sino por el torneo Apertura que perdió.
Lo que no entiendo, es esa demagogia de algunos jugadores de ir a saludar al entrenador cuando camina por la cuerda floja. En serio.
Y no corre eso del apoyo al técnico. El mejor apoyo que un entrenador puede recibir de un jugador es en la cancha. Que deje todo, que corra, que juegue bien, que haga goles, que termine molido de tanto esfuerzo... porque en Peñarol no hubo un solo culpable, pero como siempre sucede, la cuerda se corta por el lado más fino.
El plantel no estuvo a la altura de los acontecimientos. Hubo (hay) rendimientos muy bajos como los de Zalayeta, Aguiar, Estoyanoff, por mencionar a los más laureados, y sin su aporte, las derrotas terminaron marcando a fuego el destino del entrenador.
Una vez más, saltó el único fusible posible. De ahora en más, en vez de correr a darle un beso al DT habrá que jugar más y mejor.
Ovación
¿Encontraste algún error? | « volver |