Lunes 21.05.2012, 17:42 hs l Montevideo, Uruguay
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Fútbol Nacional

ALMA GANADORA

Nacional fue puro coraje

Obtuvo el clásico de atrás y luego de estar dos veces abajo

EDWARD PIÑÓN

Gritan los de la Colombes, esos que nunca aflojaron, los jugadores se tiran al agua y el revoleo de buzos y camisetas al compás de un festejo interminable termina de pintar de rojo, azul y blanco la noche montevideana.

Nacional celebra. Sus jugadores saltan y se abrazan en el campo. Lo merecen. Otra vez se van triunfadores, para confirmar que tienen alma ganadora. Que su piel está curtida para estas batallas deportivas y que les sobra mucho coraje. Sí, coraje, corazón y alma, eso fue Nacional en otro clásico decisivo. En otra contienda que tuvo emociones de punta a punta.

Y de todas ellas emergió con fuerza el equipo tricolor. Porque Nacional remontó, se repuso a cuanta adversidad se le presentó en el partido y logró un triunfo determinante para la historia de la tabla Anual.

Quizá no lo consiguió de un modo elegante, pero sus méritos fueron enormes. No caben dudas de ello, porque pocas veces se puede levantar la cabeza después de recibir un tremendo derechazo en el mentón al minuto de juego.

Soberbio pase de Luis Aguiar para Marcelo Zalayeta, quien tras enganchar y desacomodar a la defensa tricolor, puso el brazo para que el balón no se fuera lejos tras el rechazo de Alexis Rolín.

Ganó la cuereada, se la comió el línea y el juez Vázquez, y Rodrigo Mora sacudió al Centenario cuando los equipos recién estaban acomodándose en la cancha.

Pudo ser una invitación a recorrer el camino rumbo a la silla eléctrica. Mucho más cuando el descontrol se instaló en todos los jugadores tricolores, que sufrieron para poder encontrar y manejar la pelota. Pero no era el día para que eso sucediera. El Nacional de ayer estaba fuerte en el rubro más importante. El del temple para salir al frente.

Solo así puede explicarse que se haya repuesto a todo. Si Peñarol, además, tuvo la movilidad adecuada como para seguir desestabilizando a la retaguardia alba.

Claro que, por contrapartida, su juego defensivo siguió siendo calamitoso. Cada balón aéreo fue amenaza y el empate llegó tras un penal tonto de Albín, quien optó por atajar un tiro con las dos manos.

Pero el coraje y el corazón no pudo dar tranquilidad. En ningún minuto. Especialmente porque Zalayeta se mostraba incontrolable, porque Mora aprovechaba los espacios que generaba su compañero y porque Aguiar, Novick y Cristóforo se hacían fuertes en la mitad del terreno.

Nacional empujaba. Peñarol jugaba. Eso era el reflejo de lo que pasaba en la cancha, lo que aumentó con el golazo de Zalayeta. Otro pase de lujo de Aguiar y definición espectacular del delantero al rematar de primera.

Pudo y debió ser el golpe de gracia, fundamentalmente porque no podían encontrar la manera de frenar la ofensiva aurinegra y porque no se llegaba con la fluidez necesaria en ataque. Pero no era el día para que ello sucediera.

Entre otras cosas, porque el techo de Peñarol volvió a lloverse. Tiro de esquina, la peinó Porta en el primer palo y Facundo Píriz aprovechó las gentilezas carboneras para decretar el 2-2. Increíble. Y sorprendente. Tanto que cualquiera se podía preguntar cómo era posible que habiendo existido tanta diferencia futbolística no se hubiera encontrado el rédito.

La explicación era sencilla. Coraje, corazón y alma. Todo junto en una tarde que invitaba para eso.

Como la mano en la segunda mitad arrancó muy parecido, con Peñarol tratando de explotar la banda derecha y procurando que Zalayeta pudiera tener campo para encarar, Gallardo metió el cambio de la tarde. Uno que obligara al aurinegro a tomar más recaudos, que generara, además, mejores opciones para una ofensiva de Nacional que se vio limitada por la ineficacia de Viudez.

Ayudado por un Pablo Álvarez muy activo, que supo darle profundidad a Nacional por el costado derecho, el "Chino" Recoba volvió a mostrar su magia en cada toque y en cada enganche. Y en el tiro libre que metió el 3-2 letal. Certero y lapidario.

Después, con alma. Con aguante. Con errores referiles, pero con el temple ideal para ganar estas contiendas.

LAS ESTRELLAS

M. Zalayeta

Fue el hombre del partido. Incontrolable en el mano a mano e inteligente en las decisiones.

J. Bava

Figura decisiva. No dio ni un rebote y ganó varios duelos contra los delanteros aurinegros.

F. Píriz

Volvió el estupendo volante central que es. Cortó juego, cubrió a sus compañeros y fue al frente.

Ovación

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