El "Tony" consiguió lo que merece

El final de la historia jamás debió ser el que se dio. Los hinchas de Peñarol y el jugador se merecían tener la oportunidad de retroceder en el tiempo. De encontrar una opción que posibilitara, como ocurre hoy en algunas películas o series, elegir el cierre.

Antonio Pacheco entró en un lugar que está reservado exclusivamente para los "elegidos". Va mucho más allá de un gol, de un campeonato, de una jugada inmortal. El "Tony" está en el corazón, en el alma de la gente. Se convirtió en un símbolo del sentimiento carbonero.

Su figura creció de tal forma que las tardes de fútbol de Peñarol no eran lo mismo sin sus piruetas con la pelota, sin sus suaves toques, esos que eran capaces de provocar el mayor grito de admiración.

Pacheco es Peñarol. Son uno, están ligados como pocas veces se consigue. Y no hay manera de dividirlo. Porque ni siquiera su pasaje por otro club logró meterse en el medio para detener la pasión.

Hoy vuelve y con eso se da algo que el jugador merecía. Por encima de las tardes de fiesta que podrán venir, lo mejor es que dirá adiós desde su casa.

¿Y vos qué decís?

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