Dos años sin carnaval pide La Pedrera

Deterioro de vida en el balneario, ausencia de respuestas ante el crecimiento exponencial de turistas y el desborde durante los días del Carnaval colmaron la paciencia de los vecinos de La Pedrera, que cargaron todas sus tintas contra autoridades.

Reunidos en asamblea, unos 250 vecinos de La Pedrera expresaron su "absoluto malestar" hacia las autoridades locales por la casi nula respuesta a las inquietudes y preocupaciones que, según dicen los lugareños, vienen advirtiendo desde hace, al menos, dos años. Aseguran que el Carnaval de La Pedrera fue apenas "la gota que derramó el vaso".

En cambio, para el intendente Artigas Barrios no es el momento de hacer una evaluación "en caliente" y alegó a El País que muchos de los planteos de vecinos y comerciantes "se mezclan hoy con discusiones políticas e intereses cruzados de todo tipo".

Con los votos de la amplia mayoría, y reunidos en el Club La Pedrera, los vecinos redactaron una declaración que pone en negro sobre blanco los puntos de disconformidad con la gestión departamental.

"Esta organización se creó en el verano del año 2010 como resultado de la preocupación generalizada por lo que se identificaba como un proceso creciente de deterioro de vida en el balneario y la ausencia total de respuestas adecuadas por parte del gobierno departamental y local ante el crecimiento exponencial de gente, además de las características particulares de un público que empezó a concentrase los días de Carnaval y durante la primera mitad de enero", expresa la carta.

Afirma que inmediatamente después de creada la comisión se gestionaron varias reuniones con autoridades, donde se entregó tanto al intendente como al alcalde Alcides Perdomo, un documento con 22 puntos que, a entender de los vecinos, requerían "solución inmediata". De ellos solo se resolvieron tres: el cambio de los cajones de basura, la colocación de las papeleras en la calle principal y el destino de funcionarios para el mantenimiento de la limpieza de calles y vaciado de papeleras. Quedaron por el camino según los vecinos, entre otros puntos, el vertido de aguas servidas que sufre el balneario y la necesidad de planificación y control de las actividades que se desarrollan en el balneario.

"La temporada que termina no solo evidencia que transcurridos dos años no se han tomado las medidas urgentes reclamadas sino que por el contrario, las últimas decisiones del alcalde de La Paloma fueron exactamente en el sentido contrario al solicitado por los vecinos y tuvieron como consecuencia una directa responsabilidad en el agravamiento de situaciones no deseables, previstas y evitables", enfatiza el documento.

Previo al Carnaval, el alcalde Perdomo licitó un total de 40 puestos de venta ambulantes, donde la comercialización de alcohol fue el común denominador. El intendente dijo a El País que tal medida se hizo con la intención de ordenar la comercialización, pero el resultado no fue el deseado.

"Si hay que hacer una autocrítica es haberles dado permiso a estos vendedores. El alcalde, con la mejor intención de ordenar, dijo que iba a dar 40 permisos así no venían 200. La intención fue ordenar. Pero vinieron 200 igual. Porque después que se arma la fiesta es imposible entrar con la Policía a sacarlos. Nosotros estuvimos hasta las 6 de la tarde fiscalizando y echando a los que no tenían permiso. Pero después de que se arma la fiesta, salvo que uno esté dispuesto a que haya un enfrentamiento entre la multitud y la Policía lo más aconsejable es no entrar", se justificó Barrios.

El intendente difiere con los vecinos en el planteo de que estos puestos ambulantes hayan contribuido al descontrol. "Que estuvieran o no esos quioscos no es lo que determina que se vendiera o no alcohol. Aparte, los comercios instalados decían que cerraban. Y cerraron sí, pero afuera tenían una barra y se dedicaron a vender alcohol. El descontrol lo genera la multitud, la concentración de gente, que por otra parte fue controlada y todo resultó dentro de lo previsto. Hubo previsiones. Y por algo el desarrollo de la fiesta del lunes fue similar al de años anteriores", resumió Barrios, que exceptuó la desgracia ocurrida sobre la ruta, donde un conductor alcoholizado atropelló a un joven de 17 años.

"Debo reconocer que también nosotros, las autoridades, entramos en una especie de alarma que se dio a partir del accidente espantoso. Todos quedamos impactados con eso. Pero después uno razona y sabe que estos accidentes lamentables ocurren en todos lados. Hasta se sabe que el conductor venía de La Paloma, no de la Pedrera, así que con Carnaval o no, igual andaba por allí", dijo.

Para los vecinos de La Pedrera no hay excusas en cuanto al descontrol que se vivió en el balneario durante los días previos al Carnaval y en la primera quincena de enero.

"La calle se transforma en tierra de nadie sin protección alguna para los vecinos, los turistas y el resto de los comerciantes que deben observar pasivamente como se violan y agravian sus derechos. Las calles y los jardines de las casas se transforman en improvisados retretes y los maravillosos amaneceres de La Pedrera asoman ahora entre los aromas y vahos de alcohol, orín y con los desechos tapizándolo todo", describen los vecinos.

Mientras desde la Intendencia afirman que el Carnaval es una expresión espontánea de los vecinos y por tanto resulta difícil su control, los vecinos expresan que desde hace unos cuatro años el Carnaval ya no es organizado por ellos, como en su origen.

"No es verdad que el histórico y pintoresco Carnaval de La Pedrera convoca multitudes. Ese Carnaval no existe más desde hace por lo menos cuatro o cinco años (...) Algunas autoridades han intentado deslindar responsabilidad diciendo que no tienen nada que ver con su organización y parecen no comprender que justamente en la ausencia de su participación está su responsabilidad", expresan los vecinos, que plantean como alternativa la suspensión del mismo por dos temporadas.

Vecinos: "No se han tomado las medidas reclamadas que consideramos urgente"

Dos visiones

Vecinos: "Se da la lógica más perversa del mercado"

"Al carnaval de La Pedrera llega una verdadera multitud de jóvenes y no tan jóvenes convocados por el alcohol, la droga y la ausencia absoluta de las normas esenciales. La autoridad no existe y el descontrol campea. Se desarrolla aquí la lógica más perversa de las reglas del mercado, se ofrece mucho alcohol en las calles, droga fácilmente obtenible, música de altísimo volumen hasta la salida del sol, permisividad total por parte de las diferentes autoridades y se obtiene un público creciente acorde con la oferta. Luego el crecimiento de la demanda vuelve a justificar el aumento de la oferta y así el balneario se va transformando en la máxima expresión del desbunde".

Intendente: "Está faltando legislación para controlar"

"Sabemos que está faltando legislación para controlar mejor los incumplimientos de los comerciantes. Necesitamos herramientas reglamentarias y de sanción para tratar de corregir estos aspectos. Justamente, ahora estamos trabajando en un proyecto que establezca sanciones que tipifiquen bien cuál es la actividad que cada comercio pueda hacer. Y será enviado a la Junta Departamental. Hay boliches que se identifican como pub, otros como restopub, pero la realidad es que todos terminan poniendo música y no está claro cuál es el régimen de sanciones. La ordenanza general no es clara hoy. Es decir, no hay una reglamentación concisa, concreta y de fácil aplicación. Se necesita establecer zonas, horarios y volúmenes".