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Soriano. El caso de Héctor y José ha conmovido a la sociedad mercedaria
MERCEDES | DANIEL ROJAS
El caso de la familia mercedaria que cuidaba a dos niños que fueron entregados en adopción a una pareja de Montevideo generó indignación en la localidad. Romina (9), una de las hijas biológicas del matrimonio, escribió una carta al presidente Mujica.
La pequeña es hija del matrimonio conformado por Gonzalo Pereira y Silvia Steingrubber, que reclaman la tenencia de Héctor (5) y José (3), dos pequeños que vivían con ellos y fueron entregados en adopción a un matrimonio de Montevideo.
El Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) desconocía que estos se encontraban viviendo desde hace más de un año con la familia Pereira, compuesta por otros tres niños, entre ellos Romina, que ayer escribió la carta al presidente José Mujica.
Héctor y José estaban a cargo de una cuidadora del INAU que vive a una cuadra de distancia de la familia Pereira. Pero la realidad es que, en la práctica, los niños convivían más tiempo con la familia Pereira que con la cuidadora del INAU, al punto que José, el más pequeño, llamaba "papá" y "mamá" a Gonzalo y Silvia.
Los dos tenían su bicicleta y, además, compartían el mismo caballo con el que José participaba de los diferentes desfiles criollos, incluso de la recreación de La Redota, donde, con autorización de INAU, José participó de toda la travesía.
En los últimos días el matrimonio se llamó a silencio para no entorpecer las diferentes gestiones que se están realizando en distintos ámbitos. Actualmente ambos niños se encuentran en Montevideo, viviendo con su nueva familia adoptiva elegida por el INAU.
Desde el momento en que el hecho se hizo público la familia Pereira recibió el apoyo espontáneo del barrio y de diversas instituciones que se movilizaron, con reclamos en redes sociales, juntada de firmas, hasta una marcha a caballo con jinetes de todo el país.
Los vecinos consideran que los pequeños fueron "arrancados" del seno de una familia "trabajadora", "bien conceptuada", y "de buenos valores", afirman. Si bien el matrimonio no quiere hablar, tanto ellos como sus hijos están angustiados y desconsolados con la ausencia de Héctor y José.
Mantienen, sin embargo, una luz de esperanza. Hasta Romina, una de las hijas biológicas del matrimonio decidió escribir de puño y letra una carta al Presidente de la República, donde a su manera le pide que intervenga en el asunto y ponga fin a lo que entienden como una injusticia.
En la misiva, la escolar le intenta explicar que "el amor sobre un hijo es darle comida, agua, cuidarlo, bañarlo y jugar con él. Si no tienes trabajo (tarea que hacer) a veces puedes llevarlo a pasear, como también a la casa de su tía y abuela" dice el texto escrito en un papel del almacén, utilizado por su madre para envolver las ventas de productos sueltos. La carta de la niña Romina termina con un pedido: "Por favor, haz algo".
DUDAS. El directorio del INAU envió el viernes 20 a un procurador a Soriano para investigar si hubo irregularidades en el proceso de adopción de Héctor y José, que fueron entregados por el instituto a una familia de Montevideo.
La diputada nacionalista Verónica Alonso, integrante de la comisión de Códigos y Constitución del Parlamento, afirmó ayer, tras escuchar las explicaciones del directorio del INAU, que "una vez más" fallaron los procesos (ver columna).
Horacio Perazza, jefe de INAU en Soriano, informó a El País que el procedimiento se realizó conforme a lo que establece la ley y aclaró que el matrimonio de la familia Pereira lo que pretendió fue adoptar al niño menor, "no a los dos", posición que se modificó con el transcurso del tiempo.
Sin embargo, la familia Pereira nunca ingresó al sistema de adopción del INAU porque consideró que no le aseguraba culminar con éxito el proceso, y directamente recurrió a la vía judicial para reclamar su tenencia "con la anuencia de la abuela biológica".
En el último trimestre de 2008, Carmen Magallanes Verde, con 19 años, quedó embarazada por segunda vez. En ese momento vivía con su madre, Blanca, y su pequeño hijo Héctor de dos años. El padre nunca fue identificado.
En abril de 2009 a la joven se le descubrió un tumor maligno. Fue internada con un embarazo de seis meses y alcanzó a dar a luz a José, pero falleció el 20 de enero de 2010 y nunca conoció a su segundo hijo.
Mientras el bebé permaneció en la Unidad de Cuidados Pediátricos, Silvia, esposa de Gonzalo Pereira, visitó el sanatorio de forma periódica para interesarse por la salud.
En 2010 INAU designó a una cuidadora para los dos menores, que vive en Mercedes, a una cuadra de los Pereira. Poco a poco, los niños se fueron integrando a esa familia que está compuesta por tres hermanos de 11, 9 y 6 años, al punto que José (3) pasó a vivir con ellos.
Blanca Magallanes, abuela biológica de los niños Héctor y José, realizó varios intentos por quedarse con la tenencia de sus nietos, sin éxito. En 2010 el Instituto del Niño y el Adolescente (INAU) le desestimó la entrega de los pequeños porque no estaban dadas las condiciones socioeconómicas del entorno familiar.
En principio, Blanca Magallanes se resignó y pensó que la adopción era lo mejor para ellos, pero luego sus sentimientos le hicieron cambiar de opinión. Logró el apoyo de algunos vecinos, e incluso de la Intendencia de Soriano, para mejorar su vivienda y conseguir un trabajo que le permitiera criar a sus nietos. Pero igual fueron dados en adopción. "En el INAU siempre me negaron esa posibilidad pero tengo fe en recuperarlos, no me debe faltar valentía", aseguró la abuela, consultada por El País, que también se quejó de la forma como los niños fueron "arrancados de su ámbito" y llevados a Montevideo, con su nueva familia. "Me avisaron que se irían el jueves de tarde y que los llevarían a despedirse, pero lo hicieron de forma fugaz el miércoles a la salida de la escuela, sin poder verlos", declaró a El País.
Respecto a la forma en que los niños abandonaron la ciudad, Perazza reconoció que no fue el procedimiento habitual, pero aclaró que, en todo momento, los niños "se mostraron felices de que los venían a buscar".
"Señor Pepe Mujica. Usted no sabe sobre el cariño de un hijo, intonces, yo le explicaré. El amor sobre un hijo es darle comida, cuidarlo, bañarlo, darle agua. Si puedes, a veces, jugar con él. Si no tienes tarea, a veces, puedes llevarlo a pasear, o a la casa de su tío y de su abuela. Por favor haz algo".
Tal es el texto que escribió Romina, de 9 años, una de las hijas del matrimonio de Gonzalo Pereira y Silvia Steingrubber. Al igual que sus hermanos se había encariñado con la presencia de José y Héctor, que estaban al cuidado de la familia. Por eso decidió escribir la carta.
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