Otro día de caos afuera de la cárcel

El nerviosismo y el caos volvieron ayer a las afueras del Comcar, al otro día del motín que presos de los módulos 4 y 5 protagonizaron en la madrugada del miércoles. Enardecidos, familiares de los reclusos (algunos pasaron la noche entera allí) se manifestaron otra vez para reclamar información sobre los traslados y conocer el estado de salud de los participantes del motín. Luego de una mañana lluviosa, sin datos y con cortes de ruta para llamar la atención de las autoridades, los familiares fueron autorizados a circular desde los accesos hasta la puerta del penal. Uno de los manifestantes en el piquete comentó a El País haber recaudado "dos gambas" ($200) por cobrar "peaje" a autos para dejarlos sortear el corte de la ruta.

Casi todos corrieron hacia los portones para hacer la cola de ingreso cuando las vallas de los accesos se levantaron. Los guardias prometieron visitas, pero fueron negadas para los reclusos que pertenecían a los módulos de los incidentes, que no recibieron a sus familiares ni paquetes con alimentos. El resto de los módulos (1, 2, 6, 7 y 9) recibieron con normalidad la visita, en tanto que al 8 llegaron solo los paquetes con comida y artículos de limpieza. El criterio adoptado generó más tensión entre las madres y esposas de presos, que se insultaron entre ellas. "Dale bagayo", gritaban a las que entraron. "No hay códigos compañeras, la visita es para todos o para nadie", agregó una mujer, esposa de un recluso del módulo 2.

A cuentagotas llegaban noticias. La confusión crecía y los reclamos e insultos a policías se hacían intermitentes. Las fuerzas de choque de la Guarda Metropolitana estuvo todo el tiempo vigilando a las madres y esposas de presos. No llegaron ayer a despejar manifestaciones a la fuerza, como ocurrió el miércoles, ya que se negoció con más calma.

Antes de que cayera el sol, un grupo de cuatro funcionarios de Salud Pública salió del Comcar en un auto blanco Fiat Uno, usando chalecos verde flúor. Abordados por familiares y medios de comunicación, se negaron a informar sobre su tarea y acusaron a la prensa: "Lo único que hacen es dar manija", gritó el funcionario sentado en el lugar de acompañante del chofer.