Piden nueva norma para vender comida vegetariana en la calle

ANDRÉS LÓPEZ REILLY

Panchos de soja y chivitos de seitán. Lo que hace unos años era prácticamente una excentricidad, hoy forma parte de la dieta de muchos uruguayos. Pero en Montevideo, por una vieja ley, estos productos no pueden venderse en carritos callejeros.

La normativa referente a los puestos rodantes de "alimentos crudos y/o preparados" fue aprobada en 1997 y autoriza exclusivamente la comercialización de "productos de carne porcina, o vacuna y porcina, asados o cocidos, con pan, con o sin condimentos y sin complementos que puedan ser crudos".

Frente a esta situación, el edil nacionalista Edison Casulo advirtió que la reglamentación "se encuentra muy alejada de la realidad", ya que "hoy por hoy, en los quioscos rodantes se comercializan productos de origen avícola (pollo) en forma habitual y los complementos crudos (lechuga y/o tomate) son parte de la oferta comercial".

Casulo recuerda que la prohibición de dispensar tomate y lechuga, por ejemplo, se debió a la prevención del cólera, una problemática "ya superada en el departamento".

Sin embargo, advierte el legislador departamental, "subyace en la prohibición impuesta una vulneración de los derechos de los ciudadanos de Montevideo, que debe ser superada a la máxima brevedad".

"Existen personas en nuestra comunidad cuyos hábitos de alimentación, sea por razones de salud, gusto, cultura u opción filosófica, o todas ellas en común, no pueden o han optado por no ingerir alimentos de origen animal", señaló Casulo.

"Muchas personas que viven en nuestra ciudad son vegetarianos o veganos (quienes no usan ni consumen productos de origen animal). Y muchas personas que visitan turísticamente nuestra ciudad también tienen estos hábitos", añadió.

Para el edil, "la prohibición de comercializar estos productos en quioscos rodantes, en el concepto de poder acceder a una comida rápida y económica al mismo tiempo, es perjudicial a estas personas y vulnera sus derechos".

POR SALUD. En Montevideo es posible acceder a comida vegetariana en un puñado de locales. Chivitería "Marcos", por ejemplo, tiene en su oferta el chivito de seitán (producto a base de gluten de trigo, conocido como "carne vegetal"), que hoy por hoy ocupa el 10% de sus ventas.

"Esto también depende de las casas: en Pocitos, se consume mucho más que en Coimbra (y la rambla). El producto se incorporó por el tema de que la gente pedía chivitos sin carne, por ser vegetariana. Surge a partir de los pedidos de la gente", indicó a El País Marcelo Peralta, uno de los dueños de la chivitería.

"Marcos", al igual que otros locales gastronómicos (como la confitería "Las Gaviotas"), tiene como proveedor a la firma Etosha, fundada hace un año y medio por el matrimonio del médico Jose Lein y Monique Morán.

Consultada por El País, Morán explicó que se volcó a la comida vegetariana por un problema de salud.

"Cuando empezaron a alimentarme con carne, de niña, comencé a tener problemas de alimentación y a vomitar. Cuando fui más grande el proceso se puso un poco más difícil y me venían cólicos, por lo que teníamos que llamar a la emergencia médica casi todos los días. Me daban dolores como si fuera apendicitis; me trataron durante mucho tiempo haciéndome estudios de todo tipo", indicó.

"A los 18 años conocí a una persona que me llevó por el camino de los productos vegetarianos, por el seitán. Cuando era niña no existía ese tipo de productos; ahora tengo 38 años", añadió.

Hoy, Etosha es proveedora de filetes y milanesas de seitán y frankfurters de soja, entre otros productos.

"Hace muchos años que estábamos con la iniciativa de vender estos productos y al principio nos parecía una locura, porque Uruguay es un país carnívoro", comentó Morán.

"Cada vez hay más lugares para alimentase sano, porque cada vez se habla un poco más del tema. Muchas veces la persona se inclina a comer estos productos cuando el médico le dice que tiene colesterol o es diabético. El uruguayo espera a estar enfermo para empezar a alimentarse de forma sana, si bien hay otra parte que responde a una `movida`. Nosotros hacemos el pancho de soja que es muy parecido al de carne, el gusto es natural, nada artificial. Entonces, es muy aceptado nuestro producto por ser parecido a la comida uruguaya", añadió la empresaria.

POR CONVICCIÓN. Por salud o por convicciones, cada vez hay más uruguayos que consumen productos vegetarianos.

Uno de ellos es Ricardo Púrpura, delegado de las protectoras de animales ante la Comisión Honoraria de Bienestar Animal del Ministerio de Educación y Cultura.

"Desde el punto de vista filosófico, a nivel de las protectoras, creemos que el mundo se dirige hacia un concepto de mayor respeto posible por la vida animal. En ese sentido, el vegetarianismo demuestra que no solamente es sano para el ser humano: las personas se pueden alimentar de forma correcta, ingerir proteínas, sin estar quitándole la vida a una cantidad de animales", declaró Púrpura a El País.

El activista ve con buenos ojos la propuesta del edil Casulo. "La compartimos plenamente por varios motivos. En primer lugar, como ciudadanos, porque cada vez hay más gente vegetariana en este país y muchas veces no tiene la posibilidad de acceder a su comida, que consume por un tema de salud o por convicciones filosóficas. Por otra parte, la ley vigente es una especie de discriminación, lo cual puede ser comprensible porque es muy vieja y en esa época no había ese tipo de productos", agregó.

El planteo de Casulo es un reclamo directo a la administración municipal: "que se incorpore la autorización de la comercialización de productos de origen avícola, soja no transgénica y de gluten de trigo en los quioscos rodantes permisarios de la Intendencia Municipal".