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La publicación anual del Índice de Desarrollo Humano elaborado por Naciones Unidas suele ser una mala noticia para el Frente Amplio. Las cifras cantan la dolorosa realidad: mientras que en 2006 -al cumplirse el primer año de gobierno de izquierda- Uruguay figuraba en el puesto 43 en el mundo, en este año 2013 nos ubican en el puesto 51. Tras ocho informes sucesivos caímos ocho puestos. Un récord deplorable.
Lo grave es que este pertinaz descenso ocurre en el contexto más favorable que nuestra región recuerde. A tal punto es así que el informe de Desarrollo Humano del organismo internacional resalta este año "el ascenso del Sur" como uno de los hechos más notables registrados en el escenario mundial. En ese contexto de bonanza económica, impulsada entre otras cosas por el alto precio de las materias primas, el índice de Naciones Unidas muestra que Uruguay fue el país que registró menos avances en la comparación regional.
Es una lástima, pero así son las cosas. Por tanto, el oficialismo gobernante tan propenso a hacer la apología de su propia gestión haría bien en tomar nota de esta investigación de Naciones Unidas y aplicar los correctivos necesarios antes que sea tarde y cese el viento que sopla a favor de nuestra economía.
Debería empezar por detener la caída de la educación, un factor gravitante en la baja calificación que logramos. Por citar un ejemplo, el promedio de años de escolarización de los adultos, 8 y medio, nos coloca por debajo del nivel previsible para un país de nuestras características y con nuestros antecedentes. Así resulta que en este rubro quedamos por debajo de Argentina, Chile, Bolivia y Perú, cuando en el pasado supimos superarlos a todos con cierta amplitud.
En la composición del índice se toman en cuenta otros parámetros, entre ellos, de manera preponderante, el estado de la salud, la riqueza y la pobreza de cada uno de los 187 países evaluados. Con relación a los países de la región Uruguay ostenta aceptables posiciones en cuanto a bienestar económico y salud, pero hay otros indicadores en juego cuando se trata de alcanzar el desarrollo. Son indicadores variados y complejos usados por Naciones Unidas para medir el ritmo con el cual mejoran las condiciones de vida de la gente incrementando los bienes disponibles a su alcance y creando un entorno de respeto por los derechos humanos. Dicho de modo más simple, para medir los avances en la calidad de vida de la población.
Así, con ser un pesado lastre, la decadencia de nuestro sistema educativo -acentuada en los últimos años a pesar de los mayores recursos otorgados por la izquierda gobernante- no es la única explicación de la baja constante en el IDH. Otros factores inciden, por ejemplo la evaluación de lo que Naciones Unidas llama "impulsores del desarrollo". El primero de ellos es un Estado "sólido, proactivo y responsable" que desarrolle políticas acertadas con visión de largo plazo y compartidas por sus beneficiarios. El segundo es la capacidad de aprovechar las oportunidades que brinda la globalización. El tercero es la innovación en la aplicación de las políticas sociales.
El quietismo de estos últimos años en lo atinente a la renovación de las infraestructuras básicas -entre ellas la diversificación de fuentes de energía así como la modernización del sistema vial- está en el debe de las dos administraciones frenteamplistas y son aspectos que pesaron en la composición del Índice. Otro tanto sucede con las políticas sociales cuya aplicación en las administraciones de Tabaré Vázquez y José Mujica estuvo más cerca del asistencialismo que del fomento de buenos hábitos en materia de educación, salud y acceso al mercado de trabajo. Y ni que hablar de un Estado que, dado su alto costo, el atraso en sus procedimientos y el engrosamiento de la burocracia, está lejos de cumplir su función de motor para el desarrollo.
En los albores del primer gobierno frenteamplista, con su posición 43 en el Índice de Desarrollo Humano, Uruguay estaba por delante de ocho países que desde entonces hasta ahora nos superaron en la carrera hacia la meta de proporcionarle a los ciudadanos una superior calidad de vida. Entre esos países que nos desplazaron figuran Argentina y Bahamas, por citar dos de este continente. Y otros más nos pasarán de largo en el futuro mientras se siga gobernando el país con impericia e improvisación.
Desarrollo Humano, bonanza, Mujica, Frente Amplio
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