Con 51 medallas de oro, 21 de plata y 28 de bronce, China terminó ampliamente por delante de Estados Unidos (36 oros) en el medallero final de Beijing 2008, a pesar de que los norteamericanos dominaron en el número total de metales.

El país anfitrión había advertido que aspiraba a coronarse primera potencia deportiva del mundo y lo logró en "sus" Juegos Olímpicos. Sin forzar demasiado.

La dominación de los chinos sorprende sobre todo en deportes donde hasta ahora no brillaban demasiado, como el tiro con arco, el esgrima, la vela, el voley de playa o la natación.

Todo eso sin perder su supremacía en sus deportes naturales como los clavados, el tenis de mesa, el bádminton y la halterofilia.

Para llegar hasta aquí, los chinos no escatimaron esfuerzos, ni preparación, ni inversiones. El objetivo era crear una élite deportiva en prácticamente todas las disciplinas.

Y si hay un solo ámbito en el que China se abrió al mundo, ese fue en el deporte. Las autoridades deportivas, más acostumbradas a imponer la obediencia, la disciplina y sus propias reglas de vida colectiva, recurrieron a por lo menos 40 entrenadores extranjeros que trajeron en sus maletas unos métodos inéditos en este país. Con gran éxito.

Desde el final de la II Guerra Mundial, la dominación siempre se repartió entre Estados Unidos y la URSS primero, y luego Rusia, y es la primera vez que un tercero en discordia se inmiscuye en el orden establecido.

China dio el primer aviso el 9 de agosto, primer día de los Juegos, con la primera medalla china ganada por la pesista Chen Xiexia, que batió el mismo día dos records olímpicos. Esta casualidad del calendario la convirtió en una estrella y, con su notoriedad y patrocinadores, en una millonaria en potencia.

El público también respondió en los estadios y animó a rabiar a cuanto deportista o equipo chino participó en la competición.

Otra señal: se decía que los chinos eran flojos en natación. Pero al final de los Juegos se llevan una medalla de oro, tres de plata y una de bronce.

Liu Zige y Jiao Liuyang, hasta ahora más bien desconocidas, coparon los dos primeros lugares de los 200m mariposa, con un récord mundial, por delante de la australiana Jessicah Schipper, y relegaron a la campeona olímpica de Atenas, la polaca Otylia Jedrzejczak, al cuarto lugar.

En 400 m libres, Zhang Lin se quedó con la plata a medio segundo del surcoreano Park Tae-hwan.

Los clavadistas cosecharon siete oros en ocho pruebas, "como de costumbre" se podría decir.

Entre los pesistas, cuatro títulos para los hombres y otros tantos para las mujeres. De los nueve records mundiales, tres los batió Liu Chunhong (69kg).

En bádminton, la "veterana" Zhang Ning (33 ans) defendió con éxito su título olímpico derrotando a la número uno mundial Xie Xingfang

Pero fue sobre todo en gimnasia donde China ejerció de superpotencia, con nueve de las 14 medallas de oro en liza. La única mancha en esta dominación fue la polémica en torno a la corta edad de varias de las medallistas.

Sin embargo, China tiene todavía muchos progresos que hacer en atletismo. El gigante asiático esperaba a su ídolo Liu Xiang en 110m vallas, pero ni siquiera pudo correr a causa de una lesión. Su pequeño consuelo es que Estados Unidos estuvo muy por debajo de sus aspiraciones en esta disciplina.

Pero en ping-pong reinó el orden: los chinos defendieron con éxito sus cuatro títulos en otras tantas pruebas.

AFP