Empresa propia

FABIÁN MURO

El perro entra y sale por la puerta giratoria de la recepción de Funsa como si fuera un empleado más. Adentro de lo que fue un icono industrial uruguayo con hasta 3.000 empleados, las oficinas languidecen. Hay unos pocos empleados, que trabajan en voz baja. Enrique Romero, que entró a la fábrica hace 25 años, recibe a Qué Pasa con varios papeles en la mano. "¿Ves esto? Es la lista de materias primas que tenemos que importar de países como Rusia, China, Colombia, Brasil... Meses de gestiones, de trámites, de chequeos...", dice con algo de cansancio en la voz. La reconversión de obrero a empresario requiere de más horas que la que él pensaba: Funsa es una empresa recuperada y gestionada por sus obreros.

Así, son cada vez más los trabajadores que tuvieron que incorporar a su acervo nociones como "gestión", "cash-flow", "fluctuaciones" y "nichos". En los últimos cinco años, se duplicó la cantidad de empresas que pasaron a ser dirigidas por sus trabajadores. Una nota de El País publicada en 2006 identificaba a 14 empresas "recuperadas" por sus trabajadores; hoy son 30, según el contador Álvaro Martínez, director de la Unidad Asesora Área Empresas Recuperadas por Trabajadores del Ministerio de Trabajo.

Hay varias explicaciones para este crecimiento. Una de ellas es la creación del Fondo de Desarrollo (el Fondes) a fines del año pasado, un fondo que este año cuenta con hasta unos 40 millones de dólares para prestar o subsidiar proyectos como los de Funsa, aunque depende de cada proyecto y de cada evaluación técnica las condiciones en las que se otorga el apoyo.

El Fondes se nutre de hasta 30% de las ganancias anuales del Banco República.

Para el director del Instituto Nacional de Cooperativismo, Fernando Berasain, el Fondes sería el equivalente del gobierno de José Mujica al Plan Ceibal de Tabaré Vázquez.

A Funsa -uno de cuyos directores, Romero, precisamente, es hijo del Director Nacional de Trabajo quien además fue sindicalista de la fábrica- el Fondes la apoyará con 3,5 millones de dólares. La ex curtiembre Midover`s -hoy Uruven, surgida a partir de un convenio entre Uruguay y Venezuela- recibirá 600.000 dólares. Envidrio -la ex Cristalerías, uno de cuyos directores, el edil del MPP Daniel Placeres, vive en la misma chacra que el presidente Mujica-, recibirá 5,5 millones de dólares. Y hay más proyectos en espera o que se están preparando. Hasta el momento, el Fondes decidió apoyar de diversas maneras a esos tres proyectos y a la Asociación Productores Lecheros de San José.

"Esta la primera vez que vamos a recibir fondos públicos, antes de esto nos habíamos arreglado solos", dice Romero al lado de una piscina industrial donde se "bañan" los guantes de látex. "Si bien hubo aciertos y errores, la llevábamos con lo que colocamos en Brasil -nuestro principal mercado-, Venezuela, Paraguay y Uruguay".

Eso no da, ni ha dado, para tirar manteca al techo. Los aproximadamente 200 trabajadores-dueños sacan unos 16.000 pesos en la mano cada uno. Tampoco es que las cosas vayan a cambiar sustancialmente cuando entren los 3,5 millones de dólares del Fondes. Casi todo ese dinero está ya comprometido para la importación de las materias primas.

Según Juan Correa, de Uruven, el Fondes es para aquellas empresas que por diversas razones no acceden a la banca tradicional. Dentro del Fondes hay cuatro "subfondos": financiamiento, asistencia, garantía y capital semilla, de los cuales los últimos dos aún no están operativos. "Lo que nosotros vamos a recibir es `financiamiento`", dice Correa, "que es un préstamo con una tasa de interés más baja que lo que existe en la banca convencional", entre 2% y 4% según a qué directivos de las empresas recuperadas se consulte. Los plazos de pago también varían, y bastante. Unos tienen un año y medio para pagar. Otros, tienen hasta 14 años de plazo.

Qué Pasa intentó ubicar a directivos del Fondes, pero no obtuvo respuesta. La creación de este fondo ha generado rispideces en el gobierno. "Este es un problema principalmente entre el MPP y el FLS", dijo una fuente del Partido Socialista consultada por Qué Pasa. Y uno de los directores del fondo, Pedro Buonomo, confirmó esa diferencia en una entrevista en La Diaria: "El statusquo atraviesa transversalmente a todos, nadie está libre de eso", respondió ante la pregunta de si el Fondes tenía "detractores en la izquierda".

Mientras Romero guía a Qué Pasa por la planta de Funsa, el silencio y la penumbra conspiran para conjurar la palabra "fantasma" entre la pesada y añeja maquinaria, que ocupa la mayor parte de los 90.000 metros cuadrados de la planta. Romero dice entender a quienes ven los remanentes de esa fábrica como una imagen del pasado, no de algo que se está construyendo.

Hay que tener en cuenta, dice, que la planta está en mantenimiento porque la producción se detuvo. La salida del socio capitalista hace poco -Sokos S.A.- obligó a replantear todo. Ahora, con la entrada del Fondes, se apunta a volver a las 300 toneladas de neumáticos y 120.000 pares de guantes mensuales, cuando la fábrica produce con su máxima capacidad desplegada. No parece mucho. Romero recuerda las comparaciones que él mismo hizo las veces que estuvo en plantas en Canadá, México y Argentina. "No vamos a poder colocar neumáticos de alta gama en un BMW o un Mercedes", dice. "Para eso están Vredstein, Michelin y otras. Que compitan entre ellos. Pero encontramos un nicho en los vehículos de carga y trabajo, y seguiremos cubriendo esa necesidad".

LA OTRA AYUDA. Uruven, Envidrio y Funsa, además, ya habían recibido apoyo financiero de Venezuela . "A Funsa, Venezuela le dio, con contraprestaciones 280.000 dólares", dice Romero. Ese dinero, aclara, se invirtió en maquinaria y en "quedarse con la marca".

Los dólares del gobierno de Hugo Chávez aparecen de manera recurrente entre el cooperativismo y la autogestión uruguaya. Y los límites entre inversión y donación pueden terminar siendo complicados de establecer.

Formalmente, los casi 300.000 dólares que el gobierno bolivariano puso en Funsa hace seis años deben ser retribuidos por la empresa con asesoramiento para instalar dos plantas industriales en Venezuela, algo que por el momento se ha hecho de manera un tanto intermitente.

Juan Correa de Uruven dice lo mismo: dinero a cambio de capacitación y/o asesoramiento. También eso se ha realizado intermitentemente. El Poder Ejecutivo venezolano es un acreedor paciente, por lo visto. Claro, las sumas que el gobierno bolivariano ha puesto en empresas autogestionadas uruguayas -Envidrio también recibió dinero- son poca cosa en comparación con lo que Ancap le debía a PDVSA (más de 700 millones de dólares, que se pagará en condiciones consideradas como muy favorables).

Con todo, la participación venezolana en las inversiones en Uruguay es vistosa pero modesta. Según información aportada por el instituto Uruguay XXI, aunque la inversión venezolana crece anualmente desde 2006, llegó en 2010 -último dato disponible- a menos de 3% de todas las IED (Inversiones Extranjeras Directas).

CUELLO DE BOTELLA. La economista Alejandra Picco, del Instituto Cuesta Duarte, asesora a trabajadores que quieren recorrer el camino de la autogestión. A ella le resulta familiar el fenómeno "cuello de botella" (ese momento en que el emprendimiento no puede crecer por la necesidad de renovar la inversión) un fenómeno que enfrentan varias de las empresas que pasan a ser gestionadas por quienes trabajaban en ellas. La actualización tecnología -obligatoria- es un obstáculo importante. "Porque es necesario el crédito y eso, como no es fácil, por las tasas y las garantías, muchas veces frena. Con este fondo, será algo más fácil".

Picco agrega -algo que cooperativistas consultados para esta nota confirman- que este tipo de emprendimientos tiene metas distintas a las de la mayoría de las empresas. Es más una cuestión de supervivencia que de prosperidad. "Hay una mayor flexibilidad entre los trabajadores, que acuerdan sacar menos que el laudo, por ejemplo, o trabajar más horas, para aumentar las probabilidades de que el emprendimiento perdure".

Datos proporcionados por el Instituto Nacional de Cooperativas (Inacoop) apoyan la imagen de un sector de la economía pequeño, que ocupa a poca gente (ver recuadro), pero que viene creciendo, Más allá del Fondes, también incide la última ley de cooperativas, de 2008. "Además, este un fenómeno que también se da regionalmente", dice uno de los expertos de Inacoop, quien advierte que no hay que tener una visión romántica de esto.

"Hay estudios, pero también casos concretos que indican que se puede apuntar a algo más que la subsistencia", comenta y concluye que lo peor que puede pasar -al menos desde su punto de vista como cooperativista-es que esto se tome como algo más o menos automatizado, como una solución ya hecha.

Si hay problemas, se cumplen con los trámites para armar una cooperativa, se redacta un proyecto y se espera que el Fondes diga que sí. Y es sólo cuestión de empezar a trabajar.

MORTALIDAD

La mayoría de las "recuperadas" se vuelven cooperativas. "Hay un prejuicio de que éstas `mueren` prematuramente. Pero un estudio de Andrés Dean y Gabriel Burdín, demuestra que viven más o menos lo mismo que una empresa privada.

EL CASO PLUNA

¿Y el inversor?

El presidente del sindicato de Pluna César Iroldi no quiso hacer declaraciones, pero otras fuentes sindicales dijeron que, por las características de Pluna, una cooperativa de trabajadores no sería la mejor opción. Pero como los inversores no aparecen, el vicepresidente del FA, Juan Castillo, que participó de gestiones para solucionar la situación, se preguntó si "no sería mejor que el Estado se metiera. Hace años que a Pluna la gestionan privados y eso no ha dado resultados".

EL CASO PAYLANA

Remate cuestionado

Luego de la anulación del primer remate, este miércoles se realizará una nueva instancia, donde se espera que el Banco República se quede con maquinaria y el inmueble. El Fondes ya aprobó el proyecto y aportará la cantidad que surja del remate. Luego, se le prestará a la cooperativa de 185 integrantes (que tiene 100 aspirantes a integrarla) cerca de dos millones de dólares para que la producción arranque y le otorgará a ésta, un plazo de reembolso de hasta 14 años.

MOLINO SANTA ROSA

Sin el Fondes

No todas las empresas recuperadas necesitan del Fondes. En Canelones, los motores en el molino de Santa Rosa están a pleno. Tres pisos de máquinas de la primera mitad del siglo pasado conservadas como piezas de museo. La cooperativa que gestiona el molino es de los pocas que sí accede a la banca tradicional. Los trabajadores -cuya producción tiene el 5% del mercado locaal, según datos propios- ya tienen aprobado un crédito de 2,5 millones de dólares del BROU para construir un silo y para contar con una empacadora automática. Solo falta que AFE ceda parte de un terreno lindero.

Ese 5% los acompaña hace años. Un cuello de botella que los cooperativistas no pueden superar y les preocupa. Hay entre 12.000 y 15.000 bolsas de 50 kilos en el depósito que no encuentran una salida. Exportar sería una solución. Otra, bajar los costos con el silo cerca del molino, para no gastar en camiones para el trigo.

Juan Vidal, uno de los cooperativistas apunta que el molino pretende algo más que generar lucro. "Es un lugar que aglutina a la gente del pueblo, también. Hacemos una fiesta todos los años donde invitamos a toda la gente de acá. Perdemos plata, pero sirve entre para afianzar a la empresa entre la gente. Vienen unas 2.000 personas. El año pasado vino hasta el presidente. Cayó de imprevisto, nos descolocó", dice entre risas Vidal.

30

empresas recuperadas por trabajadores existen actualmente, de acuerdo al Ministerio de Trabajo.

1.500

puestos de trabajo directos genera este sector hoy, según la investigadora Anabel Rieiro.

43

millones de dólares, aproximadamente, cuenta el Fondes para apoyar emprendimientos como estos.

30%

máximo de las ganancias anuales del Banco República pueden ir para el Fondo de Desarrollo.

EL PERFIL DE LA EMPRESA RECUPERADA

Según la socióloga Anabel Rieiro, especializada en la investigación de empresas recuperadas, hay algunos rasgos en común en torno a estas compañías: "Hay variaciones, pero a muy grandes rasgos se trata de empresas que vienen de la época de la sustitución de importaciones, con trabajadores hombres, especializados, con muchos años de trabajo en sus lugares de trabajo y con dificultades significativas para volver a insertarse en el mercado laboral. Actualmente, el sector de las empresas recuperadas ocupa directamente a unas 1.500 personas".