Mozzo pasó las de Caín para volver

CARLOS MONTAÑO

El año que está culminando será difícil de olvidar para Julio Mozzo. El jugador de 27 años tuvo que vivir desde los primeros días de enero múltiples peripecias.

Mozzo quedó marcado con heridas fuertes debido a una sucesión de desventuras. Algunas fueron accidentales: la frustración del pase al Deportivo Cali de Colombia por diferencias económicas en la negociación -que manejó su representante, Pablo Bentancur- y la lesión que padeció, limitante clave para su continuidad en las canchas.

Las otras situaciones amargas las experimentó y debió asimilar en un contexto con encendidas polémicas. A saber: el control antidopaje interno que le hicieron en la institución y las supuestas razones que llevaron a la postura de Mario Saralegui, quien no lo tuvo en cuenta. Ese cúmulo de cosas avivaron en el ambiente las suspicacias, los malos entendidos, los enojos y la mala comunicación de los actores del quehacer futbolístico.

ilustre desconocido. El escenario se planteó en forma mediática por la importancia del deportista.

Un "5" como pocos en nuestro medio, de los que escasean y que había sido pilar desde que llegó a Peñarol (para variar sufriendo en el traspaso desde Central que le puso trabas al pase) con la conducción de Gregorio Pérez y también estaba ganando terreno en la selección de Óscar Tabárez que lo tenía entre sus predilectos para el papel de volante central.

Luego del receso, Mozzo, impulsado por su fuerza mental que lo sostuvo -reconoce el volante- inició la operación retorno en silencio. Iba a la clínica particular del Dr. Alfredo Rienzi a hacerse fisioterapia y demás ejercicios sólo.

Sin prensa, casi en el anonimato, fue a todos los partidos de Peñarol. En las buenas y en las malas fue al vestuario y se retiró como un ilustre desconocido.

LEJOS DE TODO. Aguantó toda esa suerte de calvario con una moral granítica: "No toleraba ir a observar los entrenamientos. Se lo expliqué a mis compañeros y me comprendieron. La situación era brava. Verlos romperse el lomo y no poder ayudarlos me provocaba impotencia. No me sentía útil. Por eso opté con el visto bueno de jugadores y cuerpo técnico regresar a Los Aromos cuando me dieran el alta para practicar. Así fue. Empecé al trote y ahora en la recta final del Torneo Apertura espero estar al galope".

Mozzo reflexionó: "Pienso en lo mejor. Aprendí un montón de cosas y no me cambió la cabeza. Sigo sintiendo lo mismo. Me sirvieron las dos semanas que no hubo fútbol. Estamos todos pendientes del partido con River Plate. Sustraerse de lo que pasó con el tema del fallo no fue sencillo, pero Peñarol venía muy bien y hay que salir a ganar sin desesperación. Mantenemos la esperanza y la chance de obtener el título del Apertura".

MARIO ACERTADO. El tiempo le dio la razón a Mario Saralegui. "No jugaba porque en ese en ese entonces estaba sentido. La pubalgia lo tuvo a maltraer y se resintió en varias ocasiones. Afortunadamente, mejoró merced a su esfuerzo y a una buena gestión de la sanidad de Peñarol. Supo esperar. Cuando volvió a Los Aromos entrenó y ahora se entreveró. Tiene paciencia como el resto de los jugadores que actúan en esa zona de la cancha".

MAZURKIEWICZ SUPLENTE. Saralegui contó que cuando él jugaba nunca supo situarse en el lugar que deben ubicarse hoy Julio Mozzo, Gonzalo De los Santos y Nicolás Rotundo, entre otros: "Como suplente fui un desastre. Era un rebelde. Complicaba cien mil veces más que los jugadores de ahora. Con Dino Sani me fui de un entrenamiento. Tiré la pelota para fuera y no volví más hasta que lo echaron. Fue hace 30 años. En un partido de Tercera me dijeron que me iban a poner en el primer tiempo. No lo hicieron y me fui. No me gustaba ser suplente. Era bravo. Ojo, entrenaba más que nadie. Si iba al banco me calentaba. Si entraba poco rato, más bronca me daba todavía. Me aconsejaban. Un día, el `Chiquito` Mazurkiewicz que en ese momento tenía 34 años me dijo: `Gurí, de que te quejás. Ubicate mi lugar`. Él tampoco jugaba. Era suplente de Fernando Alvez". Uno conoce la sensación y que no es fácil ser suplente. ¡Vaya si los entenderé a los jugadores".

Domínguez está al caer y Corbo asumió compromiso con Peñarol

José Carlos Domínguez renunciará el lunes a la vicepresidencia de la AUF.

Es un hecho irreversible.Gervasio Gedanke, secretario del club aurinegro lo dio a entender.

Del contacto que sostuvieron el Dr. José Luis Corbo y el Esc. Edgar Welker (vicepresidente electo) se desprende que quedaron en parte contemplados los reclamos del club aurinegro.

La fundamentación en la decisión de Peñarol de presentarse a jugar se basó en la firme voluntad y compromiso que asumió Corbo en llevar adelante, antes del inicio del Torneo Clausura, cambios sustanciales en la integración y funcionamiento de los Tribunales Jurisdiccionales de la AUF.

La obligación de no reintegrar al Dr. Hernán Navascués, actual asesor letrado a su puesto después de finalizado el período de licencia recientemente solicitado por éste, le bajó la temperatura al malestar del Consejo Directivo de Peñarol que resolvió:

1) Presentar a sus equipos a los encuentros a disputarse en las fechas establecidas.

2) Participar activamente en la instrumentación y ejecución de los cambios que se vayan realizando hasta su total concreción, la cual debe efectuarse antes del comienzo del próximo Torneo Clausura.

3) No proponer a ningún miembro de nuestro Club para su designación en cualquier organismo de la AUF hasta que se verifique el cumplimiento de lo preceptuado en el punto 2.

4) Fijar la fecha de Asamblea de Socios referida en la resolución delpasado 26 de noviembre para el próximo 12 de diciembre de 2008, para la consideración de los temas expuestos en esta resolución.

Entre orden, el Consejo Directivo convocó a la asamblea de socios para el viernes 12, 48 horas antes del próximo partido clásico.