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Jueves 11.12.2008, 04:20 hs l Montevideo, Uruguay
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Fútbol Nacional

El árbitro tiene que "pisar fuerte"

Así lo aconsejan tres referentes: Ramón Barreto, Juan Fortunatto y José Luis Da Rosa

DIEGO PÉREZ

Hay que "pisar fuerte". Tiene que marcar presencia desde el "minuto cero". Esas son algunas de las medidas que llevaron a Ramón Barreto, José Luis Da Rosa y Juan José Fortunatto a arbitrar con más aciertos que errores varios clásicos del fútbol uruguayo entre la década del 60 hasta el 2000.

"En un partido de estas características, desde que el jugador sale del túnel, `vicha` de reojo al árbitro para ver con qué ánimo se encuentra. Por eso el juez tiene que pisar fuerte y demostrar de todas maneras que se está muy fuerte", comenzó diciendo Barreto, quien tuvo a su cargo más de 30 partidos entre Peñarol y Nacional.

Según Barreto, para tener un partido más tranquilo la receta es que la mano no tiemble para castigar indisciplinas, sobre todo en los primeros 15 minutos de juego. "Se puede fallar en un pitazo porque el árbitro es humano, pero a nivel disciplinario no debe hacerlo, porque corre el riesgo de que el partido se le escape definitivamente de las manos", consideró.

Similar -muy similar, en realidad- es el pensamiento de Da Rosa. "El árbitro en un clásico tiene que marcar presencia desde el minuto cero. Ni siquiera digo desde el minuto uno de juego, sino desde el minuto cero. Hay que marcar la cancha desde antes de comenzar, porque siempre está el pensamiento ese que en la primera jugada se puede pegar duro porque no pasa nada. Y no debe ser así", explicó.

Fortunatto, que dirigió siete clásicos, coincidió en que "el árbitro tiene que estar atento a la primera incidencia de riesgo a nivel disciplinario. Uno no puede predecir cuando se va a dar, puede ser el minuto uno, en el 25 o en el segundo tiempo. Pero tiene que estar preparado para actuar y castigar de la manera que corresponda".

Según Fortunatto, para eso la cuarteta arbitral tiene que hacer una buena planificación antes del partido. "Planificar no es prevenir para que algo no suceda, es estar atento y preparado para actuar atendiendo detalles que van más allá del juego".

Para analizar y planificar un clásico es que Barreto, por ejemplo, solía marcharse el sábado de mañana a Atlántida con sus tres compañeros de cuaterna para "concentrar" al mejor estilo de los futbolistas. "Esos nos daba un resultado óptimo. Íbamos hasta con masajista y pasábamos más de 24 horas con total tranquilidad. Aprovechábamos para conversar bastante, intercambiando ideas. Era muy bueno", contó antes de reiterar que había que estar fuerte física y emocionalmente a la hora de dirigir un Nacional-Peñarol a estadio lleno.

Personalidad es uno de los atributos que un árbitro necesita, especialmente frente a partidos como el que se jugará el domingo, en el que se puede comenzar a definir un torneo. "Lo malo es que la personalidad no se compra y últimamente no he visto árbitros duros en el fútbol uruguayo. Me parecen todos muy contemplativos y eso es peligroso en un clásico. Hay que tener dominio del partido desde el minuto cero al 90, dirigiendo con capacidad, personalidad e inteligencia", afirmó Da Rosa.

Barreto sostiene que "arbitrar es pensar". Y en tal sentido, opinó que se ha "prostituido" la aplicación de la tarjeta amarilla. "Si se saca tarjetas sin ton ni son, se le falta el respeto al jugador. Por ejemplo, no todas las caídas en el área son para tarjeta. Hay que pensar más. En lo personal amonestaba a cuatro o cinco jugadores por partidos".

El problema fue, según sus palabras, en un clásico en el que a los 20 minutos ya tenía a cuatro amonestados y había que parar la mano. O mejor dichos las piernas, que iban y venían. Ese clásico se jugó "a estadio lleno y en medio de un clima caliente", según Barreto. "Entonces saqué la tarjeta amarilla y la rompí a la vista de todos. Los jugadores pensaron `éste se quedó sólo con la roja` y aflojaron. En el último minuto le dije a un jugador `hablar como está hablando es conducta incorrecta` y lo amonesté, porque en realidad siempre tuve otra amarilla en el bolsillo". Pensar y actuar en consecuencia. Eso es lo que pide Barreto.

Eso y personalidad, un término recurrente en la conversación. Más en un momento en que los arbitrajes han sido centro de polémica. "Noto que hay un cierto nerviosismo en el ambiente. Por eso hay que apoyar al árbitro designado", sentenció Fortunatto. En definitiva, por algo fue el escogido.

Tienen la palabra

Ramón Barreto "arbitrar es pensar", afirma

Ramón Barreto arbitró "cualquier cantidad" de clásicos, como dice. Fueron más de 30 en sus casi 27 años de referato. Egresó como juez de fútbol en 1962 y se retiró de la actividad en 1989. Arbitró en tres Copas del Mundo (México 1970, Alemania 1974 y Argentina 1978) y pitó en la final olímpica entre Polonia y Alemania en 1976. "Arbitrar es pensar", es su frase de cabecera.

Juan José Fortunatto pitó en el choque número 100

Juan José Fortunatto arbitró siete clásicos y lo primero que le viene a la mente cuando los recuerda es la sensación "impresionante" de entrar a la cancha del Centenario con tribunas llenas. Además, fue el encargado de dirigir el clásico número 100 del fútbol uruguayo. Nacido el 15 de agosto de 1935, Fortunatto arbitró de manera profesional desde el año 1968 hasta mediados de 1981.

José Luis da Rosa: "Nunca me asustó un clásico"

"Siempre salí a la cancha a divertirme, pero con responsabilidad", afirma José Luis Da Rosa. No olvida la emoción que lo invadió al salir a la cancha en el primero de los siete clásicos que arbitró, pero aclaró que nunca lo "asustó" un partido con ese marco. Dirigió entre los años 1981 y 2000 y el sábado recibirá un reconocimiento en San Pablo por sus seis años de arbitraje en Brasil.

Ovación digital

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