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LIGA DE LAS AMÉRICAS
Era difícil. Peñarol de Mar del Plata era el campeón vigente de la Liga de las Américas y jugaba la final del Grupo B en su casa, en el mismo polideportivo dónde argentina perdió la final de la Copa Davis de tenis. Biguá venía invicto y sólido, pero tras un durísimo juego que se definió en el alargue el "Pato" sigue haciendo de las suyas en el continente y se metió en el "Final Four" tras imponerse en cifras de 84 a 77.
La sorpresiva victoria de la Universidad de Concepción chilena ante Regatas de Corrientes había terminado previamente con las especulaciones y Biguá debía ganar o ganar.
El equipo de Néstor García comenzó impreciso y desprolijo en todos sus movimientos. En esos primeros minutos se vieron buenas defensas de los dos, pero muy malas selecciones de tiro.
De todas formas, el arranque mostró a un Peñarol un poco más claro. Con Aguiar en el banco de suplentes y los dos Osimani en la cancha, Biguá comenzó a crecer de la mano de Leandro García Morales, que puso 10 puntos en el primer cuarto e hizo que todo el equipo se asociara con su causa; la de no dar tregua ni ventajas.
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Con una defensa cerradísima y muy agresiva, ganando rebotes entre gigantes y con un Young muy inteligente que logró sacarle protagonismo a Román González, Biguá encontró claridad en ataque y logró cerrar los primeros diez minutos con una ventaja de cinco puntos (21-16).
Peñarol se nubló y el equipo uruguayo, por cierto más visitante que nunca por la gran cantidad de público presente, supo aprovechar los errores y sacar 15 puntos de ventaja de la mano de un Martín Osimani que asumió responsabilidades en ataque y fue el gran abanderado del equipo.
Ante la dura defensa oriental, los argentinos recurrieron al tiro exterior, pero una mala noche de los lanzadores cerró el primer tiempo con Peñarol doce puntos abajo y logrando un solo triple en diez intentos.
En ese momento, Biguá controló absolutamente todos los aspectos del juego. En defensa Martín Osimani controló a Jackson (ex Defensor Sporting), Young dejó sin armas a Román González y García Morales se transformó en carta de gol fundamental.
Pero como si esto fuera poco, el aspecto emocional del rival también estaba en manos de los uruguayos, que con cada festejo enmudecían a los cientos de aficionados locales.
En el segundo tiempo y tras el descanso, salió otro Peñarol del vestuario. Sergio Hernández cambió la estrategia y centró el juego en los internos, principalmente en Román González, que asistido magníficamente por Jackson se transformó en "el" hombre de la reacción.
Con ese juego ofensivo y tirando la presión defensiva hasta la primera línea de Biguá, Peñarol se puso en partido una vez más.
El final fue infartante. Biguá extrañó a Young, rebotero del partido por excelencia, Peñarol ajustó la defensa y en el último segundo empató en 66, para ir al alargue.
Con Osimani afuera por quinta falta, se dio el ingreso de Mauricio Aguiar, que se tornó fundamental poniendo dos triples y dos libres que le dieron el primer puesto al Pato. García Morales fue el goleador del partido con 35 puntos.
Ovación digital
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