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"Acá hay un bulldog que enfrenta a los chorros y los sinvergüenzas"

26/02/2003 - EL PAÍS.

JULIA RODRiGUEZ LARRETA y JOSE LUIS AGUIAR

Ricardo López Murphy, que hoy será el orador en el almuerzo mensual de ADM en el Complejo Riviera, fue catalogado en el diario argentino "La Nación" como la "revelación política" en el panorama electoral argentino. Proveniente de las diezmadas filas de la Unión Cívica Radical, a la que renunció hace casi un año, logró en pocos meses formar y colocar en primer plano a un nuevo partido —Recrear para el Crecimiento— que aspira a competir contra tres líderes peronistas por la presidencia argentina, en las elecciones del 27 de abril. Aunque las encuestas no le son propicias, López Murphy afirma que luchará "hasta debajo del agua" por un lugar en la segunda vuelta. Sus adversarios lo presentan como un "bulldog", pero ayer, en la entrevista que concedió en exclusiva a El País, daba la impresión de ser más bien un San Bernardo, listo a rescatar a un país desfalleciente. López Murphy se siente Lula y ningún adversario parece dispuesto a rebatirlo.

—Se acaba de publicar una encuesta en Argentina. Los peronistas Carlos Menem y Néstor Kirchner están prácticamente empatados con 17 por ciento de intención de voto. Usted figura en quinto lugar, con 9,3 por ciento. Yo lo considero a usted un político realista, así que le pregunto con claridad: ¿A quien piensa votar en el balotaje: a Menem o a Kirchner?

—No puedo aceptar esa pregunta. No acepto la idea de que no vamos a estar en la segunda vuelta. No me ningunée. Mire, yo vengo de una ciudad donde había un poeta que decía: "No te des por vencido, ni aun vencido", y voy a seguir peleando abajo del agua. Nosotros somos una fuerza nueva que está trabajando con una enorme limitación de medios económicos, con una gran convocatoria al patriotismo y al civismo de sus integrantes. ¿Cuál sería la imagen que un líder le daría a las huestes que lo acompañan, diciéndole: "Estamos derrotados"? Es inaceptable. En relación con las encuestas, lo que importa no es la fotografía del instante, sino las tendencias, y lo que usted nota en las encuestas es que nosotros crecemos sistemáticamente.

—Mucha gente que desearía votarlo a usted, tiene miedo de que el voto por López Murphy vaya a debilitar la candidatura de Menem, y no quieren correr el riesgo de que se produzca, en la segunda vuelta, una competencia entre dos populistas como Kirchner y Rodríguez Saá, o incluso Elisa Carrió. ¿Qué dice ante este planteo? ¿Cómo tranquiliza a la gente?

—La idea de que hay un riesgo en votar por convicción en la primera vuelta, porque eso podría precipitar que la opción final se diera entre dos candidatos populistas, es una presunción que usted puede hacer. Yo no tengo una respuesta para eso. Si yo partiera de esa base, sería aceptar que no tengo ninguna posibilidad; aceptar que estoy haciendo esto sólo por razones testimoniales. Si partiera de esa base, se demolería todo mi sistema. Yo espero que esa percepción no sea generalizada. En caso contrario, yo tengo un problema.

—Su partido, Recrear para el Crecimiento, propone recrear la confianza, el respeto a los contratos y las leyes, el saneamiento de la economía, la racionalización del Estado. Usted hace hincapié en la política económica, monetaria, cambiaria, en el sistema tributario: todos temas que importan. Pero, ¿es ése un mensaje que pueda atraer a un vasto número de ciudadanos, que despierte esperanzas?

—Yo tiendo a pensar que la gente en Argentina sabe que enfrentamos dilemas delicados. No creo que la gente esté interesada en escuchar expresiones superficiales o sonsonetes populistas. Me parece que la población está esperando propuestas muy precisas. Argentina tiene un problemas de gobernabilidad. ¿Cómo se construye la gobernabilidad en un ambiente de ausencia de propuestas y ausencia de programas? ¿Cómo se construye la esperanza sin ideas, sin iniciativas? Yo hago una apelación racional.

—¿Usted cree que en las democracias triunfan los políticos que hacen discursos racionales?

—Yo creo que en la política hay una cuota de pasiones, de afectos, de ilusión, de historia y de anécdotas; pero hay también una cuota de racionalidad. Yo sigo las discusiones en las democracias más antiguas de Europa, en Oceanía, en América del Norte, y aun entre nuestros vecinos. Por supuesto que allí hay apelaciones emocionales, pero hay también un fuerte contenido y apelación a la racionalidad. No creo que sea una desventaja que yo haga propuestas racionales. ¡Lo único que falta es que lleguemos a la convicción de que, porque tengo un programa muy preciso y tengo propuestas para la mayor parte de los dilemas que enfrentamos, eso constituya una minusvalía!

—Comparte la frase: "Nunca nada notable ha sido hecho por un hombre razonable?"

—No, yo no creo eso. Dígame una cosa: ¿Usted cree que De Gaulle era un hombre irrazonable? ¿Usted cree que Churchill era irrazonable? ¿Cree que De Gasperi o Adenauer eran hombres irrazonables?

—¿Qué responde cuando le dicen que usted va a ser "el representante del establishment"?

—Que es un establishment muy pobre el que me apadrina a mí, porque no he tenido un peso para la campaña. Si ha habido una campaña austera y monacal ha sido la mía. Si mis adversarios son los representantes "del pueblo", la verdad es que estamos viviendo en una sociedad kafkiana: los populares tienen una abundancia de dinero enorme y los que representamos al "establishment" tenemos, en cambio, una situación económica muy deteriorada. ¿Alguien puede creer que eso sea cierto? Eso es una manipulación, un mero intento de rehuir el debate de ideas. ¿Cómo se rehuye el debate? Descalificando, manipulando, tergiversando...

—¿Usted es, por así decirlo, el "Lula" argentino? Se lo pregunto porque, en los últimos tiempos, usted no ha dejado de elogiar al Presidente de Brasil.

—Lo que yo digo es que la personalidad de Lula —un campesino del nordeste brasileño que no tenía ropa para ir a la escuela, que emigra a San Pablo, se hace obrero metalúrgico, se vuelve líder sindical y construye un partido político, y luego de cuatro intentos es elegido presidente de Brasil—... Que ese presidente, con esa enorme carga de reivindicaciones personales, políticas y sociales, llegue al gobierno y practique la política fiscal más austera que se ha seguido en la historia de Brasil, que haga una política monetaria de lucha frontal contra la inflación, que resuelve vender los bancos estatales para aliviar el presupuesto publico... ¡A mí me ha impresionado...! Me impresiona su sensatez y su racionalidad. Pero ¡cómo será el extravío del debate en mi patria, que a todo el mundo lo tiene asustado mi reivindicación de Lula da Silva!

"La experiencia de Lula da Silva ha puesto un límite al debate en Argentina. ¿Cuál es el problema que enfrentan hoy nuestros contendientes? El problema es que no pueden responder a la siguiente pregunta: "¿En qué lugar del mundo se hace lo que ustedes proponen?" ¡Ni siquiera en el Brasil de Lula! Esa es la pregunta más letal que yo le hago a mis adversarios. Si llegasen a citar el país que practique lo que ellos proponen, se quedarían de inmediato fuera de la competencia. Por ello rehuyen el diálogo.

—Si usted llega a la presidencia, ¿para quién va a gobernar, para los López o para los Murphy?

—(Se ríe) Nosotros vamos a gobernar para todos los argentinos. Y no es sólo un dicho.

—¿Argentina está saliendo del pozo, o es solo una ilusión óptica?

—No, lo único que hemos tenido ha sido una recuperación de una caída muy pronunciada. Fíjese que el año pasado el PBI cayó 11,1 por ciento, según las últimas estimaciones, que se suma a la caída de los tres años anteriores. El gobierno está hablando de que la recuperación este año va a estar entre el 3,5 y el 4 por ciento. Una recuperación así no es una cifra impresionante.

—Cuando usted fue Ministro de Economía en la presidencia de Fernando de la Rúa, propuso un ajuste del gasto público de 2.500 millones de dólares, si mal no recuerdo. Hubo protestas y rechazo, y usted finalmente dimitió. ¿Cuál fue el grado de ajuste que se produjo después, tras la devaluación?

—En aquel momento (mediados de 2001) la corrección que se pedía al sector público era un poco mayor que eso, pero yo diría que debía representar alrededor de 7 u 8 por ciento del gasto; la corrección que se produjo después fue del orden del 60 por ciento.

—¿Y eso lo machaca usted en la campaña?

—No, yo no. La gente lo machaca. ¿Por qué cree que estoy en los primeros planos? Estoy compitiendo, sin plata, cabeza a cabeza, con los líderes del "establishment" político; contra los que han utilizado el Estado para hacer la campaña; contra los que usan la maquinaria estatal y los canales públicos gratis, contra los que usan todos los privilegios de que se puede disponer en la política. Estoy compitiendo contra ellos solamente con mi palabra, con mis artículos de prensa, con mis libros. ¿Por qué cree que compito? Porque yo tengo una ventaja en esta carrera: El programa de ajuste que yo propuse fue rechazado y se siguió la alternativa, y la gente vio lo que costó esa alternativa. Hoy, si usted dejara a los argentinos volver hacia atrás, le puedo asegurar que tienen claro para qué lado andar.

—De su corta etapa como Ministro de Economía con De la Rúa, quedó el recuerdo de aquella imagen difundida en la prensa el día que anunció su propuesta de ajuste. Es una fotografía en la que usted aparece con cara de "bulldog". Luego se publicaron caricaturas del "bulldog" López Murphy. ¿Qué impresión tiene de esa imagen que han creado algunos medios argentinos acerca suyo?

—Mire, a mí me tocaron tiempos difíciles. Usted no puede anunciar una corrección fiscal de la magnitud que yo anuncié, riéndose ante las cámaras. Se espera que tenga un gesto apropiado a la gravedad y a las circunstancias del momento. Yo no puedo evitar que mis adversarios me etiqueten. Sin embargo, la fama de bulldog la hemos convertido nosotros en un atributo. ¡Acá hay un bulldog que enfrenta a los chorros, a los sinvergüenzas y a los corruptos! Por otra parte, el bulldog es un perro bueno, muy cariñoso con los chicos.

—¿Ha contratado un asesor de imagen para su campaña?

—Yo tengo contactos y he recibido consejos de dos asesores chilenos, que han trabajado con las dos facciones que disputaron la presidencia en Chile (la de Ricardo Lagos y la de Joaquín Lavín). Ambos han tratado de ayudarme a encontrar una forma de hacer más sencillo el mensaje, sin perder lo que son mis atributos. Si yo prescindiera del atributo de la racionalidad y de la capacidad de debatir, estaría perdido. Si tengo que salir a bailar, estoy en desventaja. Si el atributo esencial en la competencia electoral es el histrionismo, yo estoy en desventaja.

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