Scioli
va con Kirchner, pero no confrontará con Menem
24.02.2003 - La Nación
/ GDA
Daniel Scioli llama
"quincho de la reconciliación peronista" al tercer piso
de su casa de la zona del Abasto. Entre objetos que recuerdan sus años
de campeón de motonáutica se mezclan como por casualidad
cuadros y portarretratos en los que posa junto con Carlos Menem, Eduardo
Duhalde, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá.
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En esa sala recibió el fin de semana la oferta concreta de Kirchner
para convertirse en candidato a vicepresidente. Considera ese pedido como
"un orgullo" y un "reconocimiento" a su gestión
en la Secretaría de Turismo y Deportes. Y aunque dijo que no ha
puesto condicionamientos, advirtió que algunas cosas deberían
cambiar en la campaña del oficialismo.
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"Nadie va a ganar si se encierra en las críticas. Hasta ahora
los discursos de todos los candidatos son de confrontación hacia
los rivales. Tarde o temprano eso se va a reordenar y se dará prioridad
a las propuestas", señaló ayer en una entrevista con
LA NACION.
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Con esas palabras, Scioli dejó en claro que no atacará a
Menem, hasta hace poco su líder político, el hombre al que
alguna vez calificó como "el mejor presidente de la historia".
Ahora dice que "se hicieron cosas malas" en los años
90, pero pide "mirar hacia adelante".
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Tampoco quiere enfrentarse con Rodríguez Saá, que lo llevó
por primera vez al Gobierno, durante la turbulenta semana final de diciembre
de 2001.
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Scioli se reunirá esta mañana con el presidente Eduardo
Duhalde y luego con Kirchner para terminar de definir su papel en la campaña
electoral.
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"Tiene que haber una sintonía total entre nosotros para dar
garantías a la sociedad", indicó, recién llegado
de votar en las elecciones internas del PJ Capital, en las que se presentó
como candidato a jefe de gobierno en una lista de unidad entre sectores
del duhaldismo y del menemismo.
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La propuesta de Kirchner ocurrió apenas un día antes de
esos comicios y trastocó la estrategia original de Scioli: completar
la normalización del peronismo porteño antes de analizar
su salto al escenario político nacional (de lo que se informa en
la página 6).
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Cierta confusión se notaba ayer en sus respuestas, mientras buscaba
resaltar la importancia de su "victoria" en la ciudad y empezaba
a asumir con cautela que competirá como candidato a vicepresidente.
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Pero aun así destacó que "de ningún modo"
intentará usar una eventual vicepresidencia como catapulta para
garantizar un triunfo como jefe de gobierno. "La Argentina no tolera
una nueva renuncia de un vicepresidente. Si me dedico a una cosa será
en forma exclusiva", prometió.
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-¿Qué condiciones puso para aceptar o no la postulación?
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-Yo no me manejo como los políticos tradicionales. Con Kirchner
coincidimos en las ideas sobre lo que necesita el país. Pude conocer
su programa económico, que apunta al trabajo y a la producción.
Hay que aprovechar que la Argentina está en condiciones de ser
competente y estable.
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-Pero, ¿qué actividad personal imagina en el gobierno
en caso de llegar a la vicepresidencia?
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-Los vicepresidentes están teniendo en el mundo mayor importancia.
En los gobiernos modernos se comparten funciones. En caso de que se diera,
me gustaría ser un vicepresidente activo y ejecutivo. Ya se verá
qué áreas se podrían delegar. Lo importante es trabajar
en equipo y sin luchas ni celos. Kirchner me ha demostrado que es un hombre
que sabe compartir tareas.
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-¿Qué puede aportarle a la fórmula oficialista
su designación?
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-Muchos miden esas cosas en términos de encuestas y de popularidad.
Yo soy una persona de acción. Ofrezco trabajo, sacrificio y un
compromiso con el proyecto de país que se necesita. Eso la gente
lo valora, me escucha, no me apoya porque se acuerde cómo corría
en lancha.
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-Las últimas semanas se mencionó a Roberto Lavagna como
el preferido de Duhalde para acompañar a Kirchner. Tras el no del
ministro, ¿no pueden acusarlo de ser la "segunda opción"?
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-No me consta que Lavagna se haya negado. Son versiones. Conozco al ministro
y sé de su gran capacidad para tomar decisiones económicas.
Estoy seguro de que aportará su experiencia en un futuro gobierno.
No hay ningún conflicto en eso. Su gestión fue excelente
y eso se refleja en que ahora todos los candidatos, incluso Menem, se
sumaron al discurso del trabajo y de la producción nacional.
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-¿Le incomoda que Kirchner centre su campaña en atacar
la gestión de Menem, cuando usted fue uno de los mayores defensores
de ese gobierno?
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-Hasta ahora todos los discursos han sido de confrontación. La
gente está harta de mirar el pasado y quiere una campaña
positiva. Kirchner le va a dar en la recta final una orientación
distinta, no por el hecho de no ponerse en contra de Menem, sino porque
el electorado quiere escuchar propuestas. Por mi parte, puedo asegurar
que no voy a participar de una campaña de agresiones.
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-¿Sigue pensando que Menem fue un gran presidente?
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-Hubo cosas buenas y cosas que se hicieron mal. No soy hipócrita.
No digo "está todo mal" o "está todo bien".
Para que el turismo pueda mostrar un boom tuvo que existir una infraestructura,
calidad de comunicaciones, por ejemplo. Es cierto también que el
país sufrió la falta de competitividad, la caída
de la producción nacional... Yo mismo lo vi con las pequeñas
empresas de mis familiares. Pero no creo que haya que enredarse en la
discusión de quién tiene la culpa por lo que pasó,
sino pensar en cómo salir. Ahora pasamos la mitad del río
y tenemos que hacer fuerza para llegar al destino.
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-¿Piensa en convertirse en nexo entre los sectores del peronismo
hoy enfrentados?
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-Ya lo soy. Yo hablo con todos. No descalifico a Menem. Rodríguez
Saá ni me conocía y me confió un puesto en el gobierno.
Más tarde, Duhalde me convocó para seguir. Hay que ser positivo.
Yo aspiro a que el próximo presidente pueda dar garantías
de gobernabilidad.
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-¿Sus planes en la ciudad quedaron enterrados?
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-Todavía no quiero dar una respuesta tajante. Vamos a hablar con
el Presidente y con Kirchner en las próximas horas. Si se cumple
lo de la fórmula nacional, el PJ Capital definirá otro candidato.
De ninguna manera voy a jugar con dos candidaturas. La situación
del país no lo tolera.
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-¿Cómo imagina la definición de las elecciones?
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-Para mí se resuelve todo en la primera vuelta. No creo en eso
de que lo importante es llegar al ballottage como sea porque después
gana el "anti" quien sea. El que gane en abril, aunque después
haya ballottage, va a ser el presidente.
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Por Martín Rodríguez Yebra
De la Redacción de LA NACION
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