El
B-2: la reina del hangar es el avión más caro del mundo
WASHINGTON,
Mar 14 (AFP) - El avión invisible B-2 es el aparato militar más
caro del mundo y raramente sale de su hangar climatizado, pero -cuando
vuela en misión de ataque- es espectacularmente efectivo para desatar
una guerra.
Su objetivo
es penetrar en territorio enemigo y derribarle la puerta en la primera
noche de un conflicto.
El B-2 ejecutó
esa misión en Kosovo y Afganistán y su utilización
motivó las críticas de quienes creen que es una reina de
hangar demasiado cara como para arriesgarla en una sola batalla.
A un costo
de 2.100 millones de dólares por ejemplar, el B-2 tiene un diseño
y una pintura especiales que absorbe las ondas de radar y lo torna casi
imposible de ser detectado.
El coronel
Doug Raaberg, comandante de los B-2 de la Fuerza Aérea de Estados,
admitió que el aparato no es absolutamente invisible, pero aclaró:
"Cuando nos encuentran, ya nos fuimos". Eso lo convierte en
un arma poderosa para atacar blancos férreamente defendidos como
bunkers de líderes, centros de comando, aeropuertos, defensa áreas
o radares. Estados Unidos cuenta con 21 de esos aparatos, construidos
por la corporación Northrop Grumman, que entraron en servicio 1989.
Este avión
puede cargar bombas de 900 kilos guiadas por satélites, entre ellas
las perforadoras de búnkers.
El B-2 es
además, el único avión militar estadounidense capaz
de lanzar bombas GBU-37 de 2.250 kilos, que tienen suficiente poder como
para perforar rocas y concreto antes de estallar. Cada aparato puede cargar
8 de esas bombas, lo cual lo convierte en el principal candidato para
cualquier misión planeada para matar al líder iraquí
Saddam Hussein.
También
puede transportar 16 misiles aire-tierra JASSM, de 290 kilómetros
de alcance, y bombas JSOW, que diseminan bombas de racimo. El problema
de esos aviones es su delicado mantenimiento y conservación. Su
pintura de cobertura es muy sensible al calor y la humedad, y requiere
una extrema atención luego de cada misión.
En conflictos
anteriores, el manual de mantenimiento obligaba a regresar después
de cada incursión a la base área de Whiteman (Misuri). Durante
la guerra de Afganistán, los dos hombres de su tripulación
debían volar 44 horas entre ida y vuelta al objetivo, lo que obligaba
a realizar varios reabastecimientos durante cada misión.
Para evitar
esos inconvenientes, la Fuerza Aérea posee ahora hangares especialmente
climatizados en la isla Diego García, en el Océano Indico,
y en Faiford (Inglaterra). Basados más cerca del Golfo Pérsico,
podrán realizar un mayor número de misiones.
AFP
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