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El tanque M1 Abrams es el héroe desconocido de las últimas guerras
Puede abrir fuego en plena marcha, combatir durante el día o la noche, bajo cualquier clima y alcanzar una velocidad de 68 kilómetros por hora a pesar de sus 68 toneladas. El tanque más sofisticado que tienen los iraquíes, el T-72 de fabricación rusa, es incapaz de competir con el Abrams, calificado por analistas como el avance más significativo de su género alcanzado durante la Guerra del Golfo. En ese conflicto los tanques de guerra se movían en formaciones de 65 kilómetros por hora, comenzaban a hostigar a los tanques enemigos a 4.000 metros de distancia, los destruian 3.700 y los hacían desaparecer a 2.500 metros, explicó el teniente general (r) del ejército, William Odom. Según Odom se trata de una lección bastante clara, pues con suficientes tanques M-1 se puede barrer a las fuerzas iraquíes en forma bastante satisfactoria. Los
Abrams tienen un cañón principal de 120 mm, una turbina
de 1.500 caballos de fuerza y un blindaje especial de cerámica
que ofrece mayor protección sin aumentar el peso del vehículo. Gracias a un moderno equipamiento de visión térmica, los artilleros pueden ver de noche, a través del polvo o del humo. El modelo más moderno (M1A2) posee enlaces digitales y de radio con otros tanques Abrams, lo que les proporciona una imagen completa del campo de batalla. En contraste con las ventajas que tiene para el combate, su tamaño y su peso constituyen su principal desventaja. El avión estadounidense de mayor envergadura, el C-5, sólo puede cargar un tanque Abrams por vez y el transporte en barco representa un desplazamiento demasiado lento para estos equipos cuando deben ser empleados en situaciones de emergencia. En los Balcanes, los Abrams resultaron además demasiado grandes para transitar los caminos y puentes de la región. |
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