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UN PERUANO QUE HA ESTADO ESTOS DÍAS EN IRAKPor Yolanda
Vaccaro Madrid. "Hoy es un día muy triste para la Humanidad y espero que los Jefes de Estado que han amparado los bombardeos sobre Iraq algún día sean juzgados". Esta frase, pronunciada ayer por el cineasta peruano Javier Corcuera, resume el sentir del centenar de escudos humanos y pacifistas de todo el mundo que se encuentran en Irak. Corcuera, director de películas como "La espalda del mundo", regresó el pasado martes a Madrid, donde reside, procedente de Iraq. Allí estuvo nueve días filmando lo que será un largometraje documental seguramente desgarrador del contacto de decenas de pacifistas de todo el mundo que "no aceptamos la lógica de la guerra", explica, con la sociedad civil iraquí. También estuvo representando al Perú en el grupo de pacifistas (de Alemania, Australia, Canadá, Corea, Brasil, España, Estados Unidos, Irlanda, México y Perú) cuando, el 14 de marzo, firmaron una declaración contra la guerra en el refugio Al Almiriya de Bagdad en el que casi 500 civiles, la mayoría niños y mujeres, murieron por la caída "accidental" de una bomba de EEUU en la Guerra del Golfo (1991). "El refugio se mantiene tal como quedó después de la bomba. Puedes ver restos de gente que quedó pegada al suelo y a las paredes", precisa el cineasta, visiblemente afectado. Con bastante
probabilidad Corcuera es el único peruano que ha estado en Bagdad
hasta la víspera de los bombardeos. Sus primeras impresiones son
las de la angustia por no poder hacer nada para parar una guerra en la
que él está seguro que morirán muchos inocentes.
"Eso va a ser una carnicería. Los militares tienen que tomar
el país por vía terrestre y creo que la lucha en las ciudades
será casa por casa", afirma. "Dicen que los bombardeos
son selectivos pero van a tirar tres mil bombas", subraya. Bastante
impresionado por el trato cariñoso y agradecido de los iraquíes
que aprecian que extranjeros quieran acompañarles a pesar del peligro,
cuenta: "Subes a un taxi y no te cobran, tampoco en los restaurantes,
a MÁS DE UNA DÉCADA Basora, casi
en la frontera con Kuwait, es una de las ciudades que más bombardeos
sufrió en 1991. Allí estuvo Corcuera con su equipo para
contar al mundo las calamidades de una sociedad civil sumamente golpeada.
"Basora es una ciudad en ruinas. En un hospital infantil le pregunté
a una médico si pensaba que iba a haber guerra y me dijo "hace
doce años que empezó la guerra". En este hospital,
señala el cineasta, hay cientos de niños con malformaciones
afectados por el uranio empobrecido que EEUU lanzó en 1991. ESTADOUNIDENSES CONTRA LA GUERRA Corcuera
destaca que decenas de extranjeros permanecen en Iraq. Entre ellos, familiares
de las víctimas del 11 de septiembre, dos veteranos de la Guerra
de Vietnam y dos ex combatientes (un hombre y una mujer) de la Guerra
del Golfo. "Son personas que deploran tener a un presidente que no
siente el menor respeto por la vida. Cuando George Bush fue gobernador
de Texas firmó 150 condenas de muerte. Una vez un periodista le
preguntó qué opinaba de la pena de muerte y dijo que "desgraciadamente
no existe un LA VERDAD El cineasta
peruano afirma que las autoridades iraquíes no le impusieron ningún
tipo de censura para rodar pues, al haber ido como pacifistas, él
y su equipo pudieron trabajar sin el estricto control que los iraquíes
imponen a los periodistas extranjeros estos días. "Sólo
siguen abiertas en Iraq las delegaciones diplomáticas de Cuba y
El Vaticano. Debido a la censura creo que difícilmente sabremos
lo que pasó con los actuales bombardeos porque la prensa está
muy controlada. Por eso los pacifistas que se han quedado lo han hecho,
entre otras cosas, nos decían, porque alguien tiene que contar
lo que está pasando y nosotros queremos contar lo que vemos".
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