Una
firme invitación inglesa para dejar Irak
Por Elisabetta
Piqué
Enviada especial
KUWAIT CITY-. Escribo con un estado de ánimo totalmente distinto
y en condiciones logísticas diametralmente opuestas a las de las
últimas horas. La razón es simple: ahora sé que mis
siete colegas italianos -que la policía iraquí había
detenido anteayer, cuando ingresábamos en caravana en Basora- se
encuentran bien, aunque su status es impreciso y no se les permite comunicarse
con el exterior.
.
También las condiciones logísticas mejoraron porque los
soldados ingleses nos "invitaron" a dejar Irak dada la inseguridad
reinante, por lo que Angelo Macchiavello, del noticiero de TV Studio Aperto,
Salvo La Barbera, su camarógrafo, y quien escribe -los únicos
tres del grupo que logramos escapar de la policía iraquí-
nos vimos obligados a regresar a un cómodo hotel de Kuwait en una
vuelta a la civilización.
.
Aunque no pude hablar con mis amigos directamente, porque los iraquíes
no los dejan hablar por teléfono con nadie, el jefe de Exteriores
del Corriere della Sera, Guido Santevecchi, me confirmó telefónicamente
la buena nueva. Francesco Battistini, del Corriere; Leonardo Maisano,
de Il Sole 24 Ore; Luciano Gulli, de Il Giornale; Tony Fontana, de L´Unitá;
Lorenzo Bianchi, de Il Resto del Carlino; Vittorio dell´Uva, de
Il Mattino, y Ezio Pasero, de Il Messaggero, están sanos y salvos
en el hotel Palestine de Bagdad, y fueron tratados muy bien por los iraquíes.
"La situación terminó bien, y están aliviados,
como todos nosotros", contó Santevecchi.
.
¿Qué pasó en el lapso en que estuvieron incomunicados
y desaparecidos? Después de que los perdimos de vista, tras escaparnos,
primero fueron llevados a la sede del partido Baath de Basora, donde había
gente no muy amigable, y más tarde, al viejo hotel Sheraton de
esa ciudad, donde les dieron de comer y pudieron dormir "sin problemas".
Temprano por la mañana, en cambio, fueron escoltados hasta Bagdad,
donde el gobierno les dijo que podían optar por quedarse y acreditarse
-es decir, les darían una visa- o irse. "No pueden escribir
lo que vivieron, sino que pueden enviar un texto común", dijo
Santevecchi.
.
Vaya paradoja, "los iraquíes fueron más gentiles que
los ingleses", contaron los colegas, que fueron tratados por los
iraquíes como "huéspedes", por más que
les hayan sacado los pasaportes. "Los interrogatorios fueron tan
sólo una formalidad. Un clandestino iraquí sería
tratado mucho peor en Italia", dijo Ezio Pasero a un canal de TV
italiano.
.
Ruta despejada
.
Más allá de que la historia terminó bien, el hecho
de que los siete colegas italianos fueron llevados por el gobierno iraquí
de Basora hasta Bagdad (537 kilómetros) sin problemas es más
que indicativo. Se confirma, en efecto, que, amén de su imponente
superioridad militar, las fuerzas aliadas no tienen el menor control del
territorio, sino tan sólo de algunos tramos de las principales
carreteras. También queda claro, por otra parte, que subestimaron,
en forma clamorosa, la resistencia iraquí.
.
Quizá fue por esto que los oficiales ingleses de la Séptima
Brigada, ayer por la mañana, nos invitaron a dejar el campamento
militar al oeste de Basora, donde estábamos parando, y nos escoltaron
hasta la frontera con Kuwait.
.
"Lo siento, pero se tienen que ir antes de las 8.30 zulu time (así
llaman la hora de Londres, que eran nuestras once y media de la mañana),
porque ustedes no están embedded (enrolados) con las fuerzas de
la coalición y no podemos darles ninguna protección",
dijo un oficial al grupo de periodistas unilateral -así nos llaman
a los no embedded- que acampábamos junto a ellos. "Es que
ustedes entraron ilegalmente en Irak", agregó el oficial,
a quien me habría gustado poder contestarle: "¿Por
qué?, ustedes, que invadieron un país, ¿entraron
legalmente?".
.
Acto seguido, sin entrar en discusiones, levantamos campamento, en el
sentido literal, desarmando también las carpas de los siete colegas.
Todavía no sabíamos que estaban bien, a salvo.
.
Tardía advertencia
.
Lo cierto es que poco después de ser escoltados por los ingleses
hasta la frontera de Kuwait con dos Land Rover -junto con nosotros también
estaban los colegas franceses de France 2-, nos enteramos de que Al Lockwood,
el vocero de las fuerzas británicas en el Golfo, advirtió
que "los periodistas que intentan ir solos a Basora corren riesgos
enormes. Pedimos a todos los periodistas que están en el área
que se olviden por favor de los scoops, y que trabajen en coordinación
con los referentes para los medios de los comandos militares -exhortó-.
Aventurarse sin escoltas en el área expone al riesgo de ser utilizados
con fines de propaganda del régimen iraquí o, peor, de ser
confundidos con fuerzas paramilitares por enemigos, en cuanto occidentales".
.
Aunque llegar a Kuwait City fue como volver a la civilización -después
de días sin agua ni electricidad, en tierra de nadie-, también
fue encontrarse con una capital aún bajo la psicosis de ataques
misilísticos. Al margen de que no dejan de sonar las alarmas que
advierten del peligro de eventuales ataques químicos -que obligan
a bajar con la máscara antigás al refugio sellado del hotel-,
todo el mundo comentaba que las baterías antimisiles no habían
podido detectar, y abatir, el misil iraquí que anteanoche impactó
en un lujoso shopping center de la capital.
.
Aunque no hubo víctimas, sino tan sólo daños, el
misil silkworm, de supuesta fabricación china -que vuela rozando
el agua, por lo que es difícil de detectar-, cayó muy cerca
de uno de los lujosos palacios del emir de Kuwait. Un soberano detestado
por los iraquíes, desde que cedió prácticamente todo
su territorio a las fuerzas aliadas para una invasión cada vez
más complicada, y de consecuencias impredecibles.
.<< Comienzo de la notaKUWAIT CITY-. Escribo con un estado de ánimo
totalmente distinto y en condiciones logísticas diametralmente
opuestas a las de las últimas horas. La razón es simple:
ahora sé que mis siete colegas italianos -que la policía
iraquí había detenido anteayer, cuando ingresábamos
en caravana en Basora- se encuentran bien, aunque su status es impreciso
y no se les permite comunicarse con el exterior.
.
También las condiciones logísticas mejoraron porque los
soldados ingleses nos "invitaron" a dejar Irak dada la inseguridad
reinante, por lo que Angelo Macchiavello, del noticiero de TV Studio Aperto,
Salvo La Barbera, su camarógrafo, y quien escribe -los únicos
tres del grupo que logramos escapar de la policía iraquí-
nos vimos obligados a regresar a un cómodo hotel de Kuwait en una
vuelta a la civilización.
.
Aunque no pude hablar con mis amigos directamente, porque los iraquíes
no los dejan hablar por teléfono con nadie, el jefe de Exteriores
del Corriere della Sera, Guido Santevecchi, me confirmó telefónicamente
la buena nueva. Francesco Battistini, del Corriere; Leonardo Maisano,
de Il Sole 24 Ore; Luciano Gulli, de Il Giornale; Tony Fontana, de L´Unitá;
Lorenzo Bianchi, de Il Resto del Carlino; Vittorio dell´Uva, de
Il Mattino, y Ezio Pasero, de Il Messaggero, están sanos y salvos
en el hotel Palestine de Bagdad, y fueron tratados muy bien por los iraquíes.
"La situación terminó bien, y están aliviados,
como todos nosotros", contó Santevecchi.
.
¿Qué pasó en el lapso en que estuvieron incomunicados
y desaparecidos? Después de que los perdimos de vista, tras escaparnos,
primero fueron llevados a la sede del partido Baath de Basora, donde había
gente no muy amigable, y más tarde, al viejo hotel Sheraton de
esa ciudad, donde les dieron de comer y pudieron dormir "sin problemas".
Temprano por la mañana, en cambio, fueron escoltados hasta Bagdad,
donde el gobierno les dijo que podían optar por quedarse y acreditarse
-es decir, les darían una visa- o irse. "No pueden escribir
lo que vivieron, sino que pueden enviar un texto común", dijo
Santevecchi.
.
Vaya paradoja, "los iraquíes fueron más gentiles que
los ingleses", contaron los colegas, que fueron tratados por los
iraquíes como "huéspedes", por más que
les hayan sacado los pasaportes. "Los interrogatorios fueron tan
sólo una formalidad. Un clandestino iraquí sería
tratado mucho peor en Italia", dijo Ezio Pasero a un canal de TV
italiano.
.
Ruta despejada
.
Más allá de que la historia terminó bien, el hecho
de que los siete colegas italianos fueron llevados por el gobierno iraquí
de Basora hasta Bagdad (537 kilómetros) sin problemas es más
que indicativo. Se confirma, en efecto, que, amén de su imponente
superioridad militar, las fuerzas aliadas no tienen el menor control del
territorio, sino tan sólo de algunos tramos de las principales
carreteras. También queda claro, por otra parte, que subestimaron,
en forma clamorosa, la resistencia iraquí.
.
Quizá fue por esto que los oficiales ingleses de la Séptima
Brigada, ayer por la mañana, nos invitaron a dejar el campamento
militar al oeste de Basora, donde estábamos parando, y nos escoltaron
hasta la frontera con Kuwait.
.
"Lo siento, pero se tienen que ir antes de las 8.30 zulu time (así
llaman la hora de Londres, que eran nuestras once y media de la mañana),
porque ustedes no están embedded (enrolados) con las fuerzas de
la coalición y no podemos darles ninguna protección",
dijo un oficial al grupo de periodistas unilateral -así nos llaman
a los no embedded- que acampábamos junto a ellos. "Es que
ustedes entraron ilegalmente en Irak", agregó el oficial,
a quien me habría gustado poder contestarle: "¿Por
qué?, ustedes, que invadieron un país, ¿entraron
legalmente?".
.
Acto seguido, sin entrar en discusiones, levantamos campamento, en el
sentido literal, desarmando también las carpas de los siete colegas.
Todavía no sabíamos que estaban bien, a salvo.
.
Tardía advertencia
.
Lo cierto es que poco después de ser escoltados por los ingleses
hasta la frontera de Kuwait con dos Land Rover -junto con nosotros también
estaban los colegas franceses de France 2-, nos enteramos de que Al Lockwood,
el vocero de las fuerzas británicas en el Golfo, advirtió
que "los periodistas que intentan ir solos a Basora corren riesgos
enormes. Pedimos a todos los periodistas que están en el área
que se olviden por favor de los scoops, y que trabajen en coordinación
con los referentes para los medios de los comandos militares -exhortó-.
Aventurarse sin escoltas en el área expone al riesgo de ser utilizados
con fines de propaganda del régimen iraquí o, peor, de ser
confundidos con fuerzas paramilitares por enemigos, en cuanto occidentales".
.
Aunque llegar a Kuwait City fue como volver a la civilización -después
de días sin agua ni electricidad, en tierra de nadie-, también
fue encontrarse con una capital aún bajo la psicosis de ataques
misilísticos. Al margen de que no dejan de sonar las alarmas que
advierten del peligro de eventuales ataques químicos -que obligan
a bajar con la máscara antigás al refugio sellado del hotel-,
todo el mundo comentaba que las baterías antimisiles no habían
podido detectar, y abatir, el misil iraquí que anteanoche impactó
en un lujoso shopping center de la capital.
.
Aunque no hubo víctimas, sino tan sólo daños, el
misil silkworm, de supuesta fabricación china -que vuela rozando
el agua, por lo que es difícil de detectar-, cayó muy cerca
de uno de los lujosos palacios del emir de Kuwait. Un soberano detestado
por los iraquíes, desde que cedió prácticamente todo
su territorio a las fuerzas aliadas para una invasión cada vez
más complicada, y de consecuencias impredecibles.
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