Dar
la vida por un extraño
De los 200
"Escudos Humanos" en Iraq, previo a los bombardeos, hoy no quedan
más de 50. Algunos como el mexicano Yasser Martínez optaron
por salir. Otros como el uruguayo Daniel Mazzarovich, se muere por entrar
Ammán.
(Por Patricia Castro Obando Enviada Especial de El Comercio de Lima, GDA).-
UNA SEGUNDA
OPORTUNIDAD
Yasser Martínez
estudiaba filosofía en la capital mexicana cuando decidió
unirse a los "Escudos Humanos" y marchar hasta Bagdad. Los teóricos
de los años 30 que advirtieron el riesgo del fascismo en el poder,
en los años de la Alemania nazi, lo inspiraron. Creyó que
movimientos como los Escudos Humanos podían detener la guerra en
Iraq, o al menos, proteger a la población inocente. Volvió
a Puebla para despedirse de la familia y encargar sus libros más
queridos a los amigos. El sábado 8 de marzo entró a Bagdad,
y el lunes 17 salió por el mismo camino.
¿Realmente
pensabas que la presencia de los "Escudos Humanos" cambiaría
las decisiones del Pentágono?
Al principio, sí. Creía que quizás la presión
política, diplomática y civil sobre Estados Unidos evitaría
los bombardeos. Pero no fue así. Sin embargo, lo importante de
esta manifestación es que despertó la conciencia de la gente.
El hecho de que existan personas que vayan a otro país para arriesgar
su vida por otro ser humano, significaba mucho para la humanidad.
¿Qué
fue lo que más te impresionó de Bagdad?
La visita a los hospitales dónde pude comprobar las secuelas del
embargo y el salvajismo de estas medidas. Hay muchas medicinas que nunca
llegan al país, otras tardan demasiado. Lo único que llega
es la muerte. Desde el 91 ha aumentado siete veces los casos de leucemia.
Para tratar este mal se necesitan medicamentos que por el embargo no se
pueden conseguir. Si tu hijo tiene leucemia, la única esperanza
es conseguir el apoyo de una organización humanitaria y sacarlo
cuánto antes del país.
¿Por
qué saliste del territorio justo antes de los bombardeos?
Por miedo. Todo era muy ambiguo y la tensión crecía. Durante
el día recorría la ciudad, conversaba con la gente, conocía
la cultura. Pero por la noche, veía el techo y me preguntaba si
lo vería al día siguiente. El techo, yo, o ambos podíamos
dejar de estar. Cuando llegué a Bagdad aún se respiraba
un clima de tranquilidad pero cuando me fui, los costales de arena en
los puestos de defensa, mostraban una ciudad que se preparaba para la
guerra. Me parecía trágico ver cómo los niños
portaban armas que a lo lejos, no iban a funcionar.
¿Sin
embargo, tu misión como "Escudo Humano", no era acaso
quedarte con la población?
Yo tenía la intención de quedarme pasara lo que pasara.
Pero creo que no me conocía. Estaba preparado para sentir ese miedo
que te paraliza, pero no sabía de ese otro miedo que comienza a
darte argumentos y pretextos para que abandones tu misión. Todo
me pareció tan congruente cuando tomé la decisión
de irme. Pero no pude dar la cara a la gente que se quedaba, o a los que
encontraba por el camino. Antes de cruzar la frontera con Jordania y ponerme
a salvo, acepté que había sido un cobarde.
¿Y
ahora, qué esperas en Ammán?
Una segunda oportunidad para cumplir como hombre, lo que no hice en el
pasado. Me siento decepcionado conmigo mismo. En Bagdad se quedó
mi paz.
QUIERO SENTIRME UTIL
Daniel Mazzarovich
es un uruguayo que si hubiese nacido en el Medio Oriente viajaría
en camello y no en auto. Acá le llaman mercader, allá le
dicen hombre de negocios. Compra artículos en un sitio y los vende
en otro lugar del mundo. Así vive y es feliz. Cuando estalló
la guerra cogió un avión e inició el camino a Bagdad,
pero debido al cierre de fronteras, se ha quedado en Jordania. No pertenece
formalmente a los "Escudos Humanos" pero los acompaña.
Quiere ingresar a Iraq para poner el hombro y dar la mano en la reconstrucción
del país. Al menos, ya convenció a su novia, que llega pronto
a Jordania.
¿Por
qué no integras formalmente el grupo de "Escudos Humanos"?
No me siento identificado totalmente con el tema. Para mí, los
únicos "Escudos Humanos" que existen, son los 50 que
están en Bagdad debajo de los bombardeos. Fue un movimiento de
un montón de gente que ingresó al país pero que cuando
empezaron las bombas salieron corriendo. Sin embargo, lo bueno fue que
a partir de estos movimientos muchas personas dejaron sus vidas para venir
aquí.
¿Qué
te gustaría hacer en Bagdad?
Ayudar de cualquier manera a la población civil. Quiero ser testigo
de lo que pasa en el territorio iraquí. Fotografiar con mi camarita
lo que realmente está sucediendo pero desde el lado humano. No
soy periodista ni estoy interesado en serlo. Es cierto que tengo contactos
con los medios de comunicación de mi país pero siempre les
digo que no me presionen.
¿No
lo estás haciendo por cuestiones de fama o dinero?
No voy a la guerra por eso. Tampoco lo necesito. Mi decisión es
tan desinteresada y sincera que no la mezclaría con otros motivos.
Soy el único uruguayo que ha llegado hasta aquí. Yo he pagado
todos mis gastos. Podría estar en una isla de Tailandia, donde
voy todos los años en esta temporada, para tomar el sol. Tengo
una vida que me gusta porque puedo decir qué hacer con ella cuando
yo quiero.
¿Entonces,
no será la adrenalina?
Hay una parte pero no es la razón. Hasta los 17 años he
vivido una situación de violencia por las cuestiones políticas
de mi país. Conozco de cerca la tragedia y el dolor. La experiencia
me ha hecho un hombre de convicciones ideológicas firmes. Pero
es cierto que hay partes que no están claras ni para mí,
del porqué estoy aquí.
¿Mientras
esperas ingresar, qué estas haciendo en Ammán?
Hoy fui a los campos de refugiados para ver si podía ayudar en
algo. Quiero sentirme útil. No soporto estar encerrado en un hotel.
Ayer estuve todo el día lavando mi ropa, la lavé tres veces,
y te juro, que no aguanto más.
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