Washington
iniciará el ataque con una lluvia de bombas de precisión
Por Isabel
Piquer de "El País" de Madrid
Estados Unidos
ya tiene listas la guerra y la posguerra en Irak. Por primera vez, un
miembro del Gobierno estadounidense ha reconocido que Washington planea
quedarse en Bagdad "para evitar que cunda la violencia y mantener
la unidad del país" e instalar una Administración
civil tras la previsible caída de Saddam Hussein si se produce
una guerra. Nuevos detalles de la ofensiva hablan de una lluvia de 3.000
bombas inteligentes y misiles de precisión en los dos primeros
días del conflicto, diez veces más que los que se usaron
en la primera guerra del Golfo en 1991.
En una entrevista
publicada en el diario gubernamental egipcio, Al-Ahram, la consejera del
presidente George W. Bush en asuntos de Seguridad, Condoleezza Rice, aseguró
que "Estados Unidos y sus aliados permanecerán un cierto tiempo
en Irak para impedir que cunda la violencia, mantener la unidad del país
y asegurar la distribución de la ayuda humanitaria".
Hasta ahora
los planes de Washington en la era pos-Saddam sólo se conocían
por filtraciones a la prensa de altos funcionarios del Gobierno y reiteradas
declaraciones oficiales sobre la necesidad de "un cambio de régimen"
en Bagdad.
Según
Rice, EE.UU. no formalizará su ocupación con un Gobierno
militar, como hizo en Japón tras la II Guerra Mundial. "Trabajaremos
para instaurar una Administración civil y acelerar el funcionamiento
de los ministerios. (...) Recurriremos a un grupo procedente de EE.UU.
para poner en marcha de nuevo la Administración". "En
cuanto a los detalles políticos", precisó la consejera,
"debemos tener en cuenta que Saddam Hussein lleva gobernando Irak
desde hace más de 20 años y los futuros líderes políticos
tardarán en aparecer".
Las declaraciones
de Rice son parte de la campaña de relaciones públicas que
Washington ha desplegado para apaciguar a la opinión pública
árabe, asegurando que no tiene intenciones colonialistas en Irak.
El domingo también quiso transmitir que la guerra es ineludible
y llegará muy pronto.
En una entrevista
a otro diario árabe, el rotativo saudita Asharq Al-Awsat, Richard
Perle, uno de los principales consejeros del Pentágono, afirmó
que "la guerra empezará dentro de poco (...) y EE.UU. tendrá
la situación controlada en 30 días".
El último
sondeo, hecho público por el Washington Post y la cadena de televisión
ABC, indican que cada vez más estadounidenses están a favor
de un ataque, el 66% respecto al 57% de mediados de enero. Más
de la mitad, el 51%, apoyaría la guerra incluso sin Naciones Unidas.
En diciembre eran tan sólo el 37%. La mayoría quiere ver
más pruebas de las presuntas infracciones de Saddam Hussein, de
ahí que la presentación del secretario de Estado, Colin
Powell, el miércoles en la ONU, se considere como la pieza clave
para conseguir el respaldo del resto de la opinión pública
estadounidense.
El ataque
será masivo, total y contundente y arrasará en 48 horas
los principales símbolos y centros de control del régimen
iraquí, preservando, sin embargo, las infraestructuras civiles
de cara a una futura reconstrucción. Los datos de la ofensiva que
reveló The New York Times hablan de una lluvia de 3.000 bombas
inteligentes y misiles de precisión, diez veces más que
las que se usaron en la primera guerra del Golfo.
La idea es
romper la cadena de mando para provocar deserciones masivas en un ejército
iraquí desanimado e infraequipado. La intensa campaña área
se llevaría desde las bases de los países vecinos, esencialmente
Qatar, Kuwait, Bahrein y probablemente Turquía, y los cuatro o
cinco portaaviones que naveguen por las aguas del Golfo.
El Pentágono
también podría usar un nuevo tipo de bomba de microondas
de alto voltaje, llamadas HPM (high-power microwave), que pueden paralizar
las instalaciones electrónicas del enemigo, incluidos radares y
ordenadores, sobrecargando sus sistemas con millones de voltios.
Fuerzas especiales
del Ejército de EE.UU. encabezarían el despliegue terrestre,
atacando simultáneamente más de 20 objetivos dentro de Irak,
puestos estratégicos de mando y presuntas instalaciones de armas
químicas o biológicas. EE.UU. tiene desplegados en la zona
unos cien mil soldados y otros 50.000 deberían llegar en las próximas
dos semanas. El Reino Unido debería aportar alrededor de 25.000
soldados.
The New York
Times daba la evolución del calendario lunar indicando que los
mejores días para el ataque son entre fines de febrero y la primera
semana de marzo. EE.UU. espera usar Turquía como corredor hacia
el Kurdistán. Para evitar tensiones con Ankara, que aún
no ha confirmado su participación en la guerra, Washington evitaría
tener estacionadas un gran número de tropas en el país.
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