Bush
pone en juego su segundo mandato con el resultado de la guerra en
Irak
por
Olivier Knox
WASHINGTON, Mar 14 (AFP) - El presidente George W. Bush sabe que, tal
como le sucedió a su padre con la guerra del Golfo de 1991, una
fácil victoria sobre Irak no le garantizará un segundo período
al frente de la Casa Blanca.
La popularidad
de George Bush padre creció vertiginosamente gracias al triunfo
de Estados Unidos en la guerra del Golfo para desalojar a las fuerzas
de Saddam Hussein de Kuwait.
No obstante,
su apuesta por obtener un nuevo período en el gobierno se esfumó
debido a la percepción de que su administración fracasó
en sacar adelante a la economía de su país.
Ahora su
hijo enfrenta una encrucijada similar. Estados Unidos confía en
que obtendrá una rápida y fulminante victoria sobre Irak,
pero la tambaleante economía amenaza su eventual reelección
en 2004.
Los últimos
sondeos revelan que Bush perderá la presidencia frente a uno de
los nueve rivales demócratas que ya se anotaron en la carrera electoral,
debido a las dudas que despierta la marcha de la economía doméstica
y los temores a la guerra contra Irak.
Un estudio
de la Quinnipiac University realizado sobre 1.232 votantes, afirma que
mientras 53% aprueba el desempeño de Bush en la Casa Blanca, 54%
está insatisfecho con el rumbo de la administración.
No obstante,
Bush puede contar con que el grueso de la población estadounidense
respaldará su posición no bien comiencen a caer las primeras
bombas sobre Bagdad, señalan los analistas.
Una vez abierto el fuego, el apoyo de los estadounidenses rodeará
al presidente, afirmó Stephen Hess, experto del Brookings Instituto,
de Washington.
Al contrario
de lo que sucedió durante la larga guerra con Vietnan, que dividió
a la opinión pública, se estima que el conflicto con Irak
será corto, aunque con un prolongado período de ocupación
posterior.
Los estadounidenses
no sostendrán el apoyo para siempre, pero esto no será para
siempre, va a ser muy rápido y se quitará del medio a un
malvado, explicó Hess.
En Estados
Unidos, sin embargo, la oposición a la guerra es considerable y
muchos condicionan su respaldo a que el presidente consiga la aprobación
de las Naciones Unidas para una acción militar directa.
La guerra
no le crea a Bush nuevos enemigos políticos entre los demócratas,
preocupados en desalentar las críticas contra la Casa Blanca con
miras a la lucha electoral de 2004.
Los demócratas
no pueden encargarse de la cuestión de la seguridad nacional, por
no decir más, afirmó Hess al recordar que muchos de los
principales personajes del partido opositor pretenden disputar la presidencia.
Temerosos
de conceder una ventaja a los republicanos en las futuras elecciones,
los demócratas se unieron a sus rivales políticos y aprobaron
en octubre una sorprendente resolución otorgando a los republicanos
luz verde para la guerra.
Pero la economía
continua siendo el talón de Aquiles de Bush. Hay en realidad dos
cosas que preocupan a los votantes estadounidenses: una es la seguridad
nacional, donde Bush aparece con mayor firmeza, y la otra es la economía,
donde es bastante menos seguro, afirmó Hess.
Con cerca
de 300.000 efectivos estadounidenses y británicos en la región
del Golfo aguardando la orden presidencial de comenzar el ataque, las
posibilidades de obtener éxito son bastante buenas, dijo.
La victoria
debería lograrse con una cantidad relativamente modesta de bajas
civiles y de muertes por fuego accidental, afirmó Hess quien recordó
que el peor escenario para Bush se presentará si Saddam Hussein
utiliza armas de destrucción masiva o si se producen ataques terroristas
en Estados Unidos.
Mire lo que
predecían para la guerra de 1991. Decían que Bush debía
obtener una coronación y no una reelección. Toda la primera
plana demócrata decidió no participar en las elecciones
y el gobernador de un pequeño estado sureño se convirtió
en el presidente de Estados Unidos por dos períodos consecutivos,
señaló al recordar las victorias de Bill Clinton en 1992
y 1996.
AFP
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